Con uniforme diferente, Beltrán regresa a NY

NUEVA YORK (AP) — Sin titubear, Carlos Beltrán afirmó que sus seis años y medio en Nueva York fueron los más sobresalientes de su carrera en Grandes Ligas.

Con uniforme diferente, Beltrán regresa a NY

NUEVA YORK (AP) — Sin titubear, Carlos Beltrán afirmó que sus seis años y medio en Nueva York fueron los más sobresalientes de su carrera en Grandes Ligas.

NUEVA YORK (AP) — Sin titubear, Carlos Beltrán afirmó que sus seis años y medio en Nueva York fueron los más sobresalientes de su carrera en Grandes Ligas.

Su lamento es que no pudo estar saludable durante todo el tiempo y que no pudo ganar un campeonato de Serie Mundial con los Mets.

También dijo que echaba de menos a sus ex compañeros de equipo y mencionó a Johan Santana entre ellos.

La primera presentación del jardinero puertorriqueño en el Citi Field, tras el canje realizado a la mitad de la campaña anterior, resultó inolvidable.

Beltrán y los Cardenales de San Luis fueron víctimas de un juego sin hits del venezolano Santana, al sucumbir el viernes 8-0 ante los Mets. Fue la primera vez que un pitcher de los Mets lanza la joya en los 51 años de historia de la franquicia y Beltrán estuvo involucrado en una polémica jugada que pudo haberlo impedido.

Una línea de Beltrán sobre la tercera base en el sexto inning picó en la raya de foul y debió ser hit, pero el umpire de la antesala Adrian Johnson cantó foul. Las imágenes de televisión mostraron una marca sobre la raya.

«Fue en frente de su cara y dice que fue foul», dijo Beltrán. «Al final de cuentas, uno hit no marca la diferencia de un juego. Necesitábamos anotar carreras y no lo hicimos».

El juego sin hits puso término de una jornada de reminiscencias para Beltrán, quien debió repasar su trayectoria en Nueva York.

«Cuando estuve sano, fueron los mejores años que he tenido en Grandes Ligas, sin duda», dijo Beltrán. «Disfruté mucho esos siete años, que pasaron muy rápido. Es una pena que teniendo equipos talentosos no pudimos ganar un campeonato».

Durante la primera mitad de su contrato de 119 millones de dólares por siete campañas, Beltrán cumplió con números excepcionales al promediar 29 jonrones, 104 carreras remolcadas y 21 bases robos. Los últimos años, sin embargo, fueron menguados por lesiones en las rodillas.

Pero aún se le recuerda por un ponche, el que Adam Wainwright de los Cardenales de San Luis le propinó con las bases llenas para poner fin al séptimo juego de la serie de campeonato de la Liga Nacional en 2006.

Beltrán se quedó inmóvil, sin hacer swing, sin poder reaccionar ante una venenosa curva de Wainwright, quien por esas casualidades es ahora su compañero con los Cardenales. A partir de ese momento, los Mets entraron en una espiral negativa, con derrumbes sucesivos en la recta final de las temporadas de 2007 y 2008, en ambos casos para quedar fuera de los playoffs.

Por todo eso, Beltrán nunca recibió de la afición el aprecio que merecía alguien que como jardinero central podría considerarse el jugador de posición más destacado en la historia de la franquicia.

«Quizás a los fanáticos le gusta ver jugadores que son emotivos. Todos tenemos personalidades diferentes», dijo Beltrán. «La mía es una personalidad en la que no exhibo muchas emociones en el terreno, pero eso no quiere decir que no estoy disfrutando el juego. Así soy yo y lo contrario sería engañarme».

La recepción del viernes, sin embargo, fue afectuosa.

Los Mets mostraron un sobrio video de un minuto en la pantalla gigante del estadio, recopilando los mejores momentos de Beltrán con el equipo.

Frente a la caseta, Beltrán pudo saludar a la afición. Cuando le tocó tomar su primer turno, la mayoría de los fanáticos se puso de pie para aplaudirle. Los abucheos fueron escasos, casi inaudibles.

Beltrán, ahora con 35 años, señaló que atesora su paso en Nueva York.

«Jugar en Nueva York es diferente. Aquí uno está obligado a jugar duro todos los días, las expectativas que hay son enormes y tienes que estar siempre, en los juegos buenos y malos», afirmó. «Viniendo de un mercado pequeño (Kansas City), Nueva York me dio la oportunidad de aprender esa lección».

Los Mets transfirieron a Beltrán a los Gigantes de San Francisco antes de la fecha límite de cambios el año pasado por Zach Wheeler, un prospecto al que ven como una futura pieza de su rotación de abridores.

Tras declararse agente libre, Beltrán firmó por dos temporadas con los Cardenales como parte de los ajustes del equipo para cubrir el hueco dejado cuando Albert Pujos aceptó una oferta de los Angelinos de Los Angeles.

Al comenzar el fin de semana, Beltrán ha sido uno de los principales factores para que los Cardenales —vigentes campeones de la Serie Mundial— se encuentren solo un juego y medio detrás de los Rojos de Cincinnati, líderes de la División Central de la Liga Nacional. Es el líder de jonrones del circuito con 15, además de batear para .294 con 41 impulsadas.

Yadier Molina y Rafael Furcal también han sido esenciales en el rendimiento de los Cardenales, cuyo diferencial positivo de 65 carreras es el más alto de la Nacional y el segundo en las mayores.

Las posibilidades de San Luis dependen del físico de Beltrán, quien a mediados de mayo se perdió cuatro días por molestias en la rodilla derecha tras haber conectado seis jonrones en seis partidos.

«Sus números hablan por sí solos», dijo el manager de los Cardenales Mike Matheny. «De nuestra parte, hay que tratar de mantenerlo sano».

Esto es algo que Beltrán tiene muy claro: «Cuando estoy sano, puedo producir»

«Ahora me siento tranquilo y saludable. Vas al parque sin pensar que tienes que prepararte diferente», añadió.

Más allá de la producción en los primeros dos meses, Matheny resalta su contribución como líder.

«En cada aspecto ha tenido impacto», dijo Matheny, quien conoce a Beltrán desde que fueron compañeros de equipo con los Lobos de Arecibo en la liga de invierno de Puerto Rico. «Se involucró de lleno desde el primer día de los entrenamiento para que el equipo fuese mejor. Trata de ayudar a todos, ya sea un prospecto o un jugador establecido. No tiene nada de egoísta».

«No puedo decir nada sobre cómo le fue en Nueva York. Sólo puedo decir que es uno de los peloteros más eficientes y consistentes que yo haya visto», añadió Matheny. «Creo que ha sido subestimado porque es un jugador de mucha clase que lo hace todo muy fácil».

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NUEVA YORK (AP) — Sin titubear, Carlos Beltrán afirmó que sus seis años y medio en Nueva York fueron los más sobresalientes de su carrera en Grandes Ligas.

El único lamento es que no pudo estar saludable durante todo el tiempo y tampoco ganó un campeonato de Serie Mundial con los Mets.

De vuelta al Citi Field por primera vez tras el canje realizado a la mitad de la campaña anterior, el jardinero puertorriqueño debió repasar el viernes lo fue su trayectoria en Nueva York.

«Cuando estuve sano, fueron los mejores años que he tenido en Grandes Ligas, sin duda», dijo Beltrán. «Disfruté mucho esos siete años, que pasaron muy rápido. Es una pena que teniendo equipos talentosos no pudimos ganar un campeonato».

Durante la primera mitad de su contrato de 119 millones de dólares por siete campañas, Beltrán cumplió con números excepcionales al promediar 29 jonrones, 104 carreras remolcadas y 21 bases robos. Los últimos años, sin embargo, fueron menguados por lesiones en las rodillas.

Pero aún se le recuerda por un ponche, el que Adam Wainwright de los Cardenales de San Luis le propinó con las bases llenas para poner fin al séptimo juego de la serie de campeonato de la Liga Nacional en 2006.

Beltrán se quedó inmóvil, sin hacer swing, sin poder reaccionar ante una venenosa curva de Wainwright, quien por esas casualidades es ahora su compañero con los Cardenales. A partir de ese momento, los Mets entraron en una espiral negativa, con derrumbes sucesivos en la recta final de las temporadas de 2007 y 2008, en ambos casos para quedar fuera de los playoffs.

Por todo eso, Beltrán nunca recibió de la afición el aprecio que merecía alguien que como jardinero central podría considerarse el jugador de posición más destacado en la historia de la franquicia.

La recepción del viernes, sin embargo, fue afectuosa.

Los Mets mostraron un sobrio video en la pantalla gigante del estadio, recopilando los mejores momentos de Beltrán con el equipo.

Frente a la caseta, Beltrán pudo saludar a la afición. Cuando le tocó tomar su primer turno, la mayoría de los fanáticos se puso de pie para aplaudirle. Los abucheos fueron escasos, casi inaudibles.

Beltrán, ahora con 35 años, señaló que atesora su paso en Nueva York.

«Jugar en Nueva York es diferente. Aquí uno está obligado a jugar duro todos los días, las expectativas que hay son enormes y tienes que estar siempre, en los juegos buenos y malos», afirmó. «Viniendo de un mercado pequeño (Kansas City), Nueva York me dio la oportunidad de aprender esa lección».

Los Mets transfirieron a Beltrán a los Gigantes de San Francisco antes de la fecha límite de cambios el año pasado por Zach Wheeler, un prospecto al que ven como una futura pieza de su rotación de abridores.

Tras declararse agente libre, Beltrán firmó por dos temporadas con los Cardenales como parte de los ajustes del equipo para cubrir el hueco dejado cuando Albert Pujos aceptó una oferta de los Angelinos de Los Angeles.

Al comenzar el fin de semana, Beltrán ha sido uno de los principales factores para que los Cardenales —vigentes campeones de la Serie Mundial— se encuentren solo un juego y medio detrás de los Rojos de Cincinnati, líderes de la División Central de la Liga Nacional. Es el líder de jonrones del circuito con 15, además de batear para .290 con 41 impulsadas.

Yadier Molina y Rafael Furcal también han sido esenciales en el rendimiento de los Cardenales, cuyo diferencial positivo de 65 carreras es el más alto de la Nacional y el segundo en las mayores.

Las posibilidades de San Luis dependen del físico de Beltrán, quien a mediados de mayo se perdió cuatro días por molestias en la rodilla derecha tras haber conectado seis jonrones en seis partidos.

«Sus números hablan por sí solos», dijo el manager de los Cardenales Mike Matheny. «De nuestra parte, hay que tratar de mantenerlo sano».

Esto es algo que Beltrán tiene muy claro: «Cuando estoy sano, puedo producir»

«Ahora me siento tranquilo y saludable. Vas al parque sin pensar que tienes que prepararte diferente», añadió.

Más allá de la producción en los primeros dos meses, Matheny resalta su contribución como líder.

«En cada aspecto ha tenido impacto», dijo Matheny, quien conoce a Beltrán desde que fueron compañeros de equipo con los Lobos de Arecibo en la liga de invierno de Puerto Rico. «Se involucró de lleno desde el primer día de los entrenamiento para que el equipo fuese mejor. Trata de ayudar a todos, ya sea un prospecto o un jugador establecido. No tiene nada de egoísta».

«No puedo decir nada sobre cómo le fue en Nueva York. Sólo puedo decir que es uno de los peloteros más eficientes y consistentes que yo haya visto», añadió Matheny. «Creo que ha sido subestimado porque es un jugador de mucha clase que lo hace todo muy fácil».

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