No es ésta una nota de farándula, aunque basada en el reciente concierto de Alejandro Fernández en Santo Domingo. La exitosa presentación del artista mexicano fue ocasión que me reconfirmó que encontrar experiencias gratas descansa mucho en nuestra actitud. Amigas “locas” por “el potrillo”, me estimularon a asistir, aprovechando el descuento que daba La Sirena en la taquilla de grada.
Sin ser él de mis divos más favoritos, dudaba si valdría la pena dedicar tiempo y dinero en verle. “Los cuartos mejor pagados”, expresé a mis amigas al finalizar el convincente concierto, que me fascinó. Moraleja: A veces la felicidad está en nuestras narices, pero encerrados en una u otra idea, nosotros mismos podemos boicotearla.