Problemas de seguridad motivaron a que la dirección del Centro Regional Universitario (CURSA/UASD), construyera una verja que oculta una edificación patrimonial.
Su construcción también viola las leyes urbanas, ya que le roba espacio a las aceras destinadas al paso del peatón en la calle 16 de Agosto y otras vías que bordean el edificio donde se ofrecen varias carreras. En principio, la obra fue paralizada por la Oficina Provincial de Patrimonio Monumental, pero la medida fue dejada sin efecto luego que las autoridades del centro educativo superior justificaran que lo hacían por razones de seguridad, ya que varios estudiantes y personal docente han sido víctimas de robos y asaltos, y además han sido violentadas y saqueadas algunas de sus oficinas.
Justificación
Fausto Ortiz, director provincial de Patrimonio, explicó que luego de permitir que se haga la verja por razones de seguridad, lo que se trata es de modificar el diseño para que lesione lo menos posible la imagen de esta edificación neoclásica, construida en la década de los 40 por el dictador Rafael Leonidas Trujillo.
En tanto que, el director del Departamento de Planeamiento Urbano de la alcaldía, Hipólito Gómez, aseguró que esta construcción está paralizada debido a que no cuenta con permiso y además fueron violados los linderos. De acuerdo a lo establecido, una acera debe tener un metro 50 y esta tiene menos de uno. Pidieron a los responsables de este proyecto pasar por el cabildo y acogerse a las disposiciones existentes.
La voz de alarma sobre esta construcción fue dada por Hamlet Otáñez, exdirector de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago, al publicar una reveladora foto y un comentario en su cuenta de Facebook, en la que cuestiona la indiferencia de las autoridades del municipio.
Otáñez dice reducen áreas libres de la ciudad
“Pasando por la calle 16 de Agosto, que conserva todavía algunos edificios emblemáticos de nuestra ciudad, me encuentro con la construcción de una verja en el antiguo Palacio de Justicia de Santiago. El quitarle a la ciudad ese espacio reduce la cantidad de áreas libres de obstáculos para disfrutarla. Cada día volvemos a Santiago más invivible”, precisa Otáñez en su comentario.
