El crecimiento del Gran SD

Hay una institución que se llama Consejo Nacional de Asuntos Urbanos (CONAU), creada en 1987, con el propósito de fomentar el desarrollo…

Hay una institución que se llama Consejo Nacional de Asuntos Urbanos (CONAU), creada en 1987, con el propósito de fomentar el desarrollo ordenado de ciudades y pueblos. Su desempeño está muy vinculado al quehacer de los municipios, sin los cuales no tiene posibilidades de cumplir su misión.

El último acto público que se recuerde del CONAU junto a algún municipio, si mal no recordamos, fue la firma de un convenio en el 2006 con el ayuntamiento de Santo Domingo Este, orientado a planificar esfuerzos para el levantamiento de un plan indicativo en esa comarca. Necesariamente, los demás municipios del Gran Santo Domingo tenían que pactar de la misma forma con CONAU para trabajar por un desarrollo equilibrado de esa gran urbe. Pero tememos que no han habido progresos. Cuando Santo Domingo estaba gobernado por un solo municipio, unos planes que nunca se aplicaron establecieron determinados límites a la ciudad, y con ellos, el denominado “cinturón verde”.

Aquello se ha ido al zafacón. Esa frontera de la preservación del equilibrio ecológico es un recuerdo. Hacia el Oeste, el Norte y el Este, la selva no existe. Barriadas enteras han surgido. Con ellas han sido sepultados humedales, cañadas, lagunas y toda forma de vida silvestre que en ellas habitaban. Da pena el grado de destrucción que ha conllevado la transformación de una ciudad que ha crecido más de 200 por ciento desde la creación de los nuevos municipios, al extremo, de que no hace 8 años fue concedida parte del Mirador Norte a personas particulares para improvisar un cementerio.

En fin, que el polo Santo Domingo continúa expandiéndose de manera desordenada, sin políticas públicas visibles que permitan sugerir que en algún momento se pondrá algún límite. ¡Cuánta distancia de ciudades donde el hombre convive de manera amigable con la naturaleza! No hay que ir lejos para verlo. La Florida, en EEUU, está ahí. Las aguas serán escasas y los problemas de habitabilidad también se multiplicarán. ¡Qué Dios nos ampare! l

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