Crónica en torno al Papa Francisco

Introducción:Hay que reconocer que el seguimiento dado por los medios de Comunicación a la elección y proclamación del nuevo Papa, sucesor de Benedicto XVI, es un reconocimiento a la Iglesia Católica y su misión…

Introducción:

Hay que reconocer que el seguimiento dado por los medios de Comunicación a la elección y proclamación del nuevo Papa, sucesor de Benedicto XVI, es un reconocimiento a la Iglesia Católica y su misión dentro de ella y en el mundo.

También es indiscutible que muchos han dado sus opiniones sobre el acontecimiento. Se podría decir que nadie o casi nadie se sentía indiferente ante él, casi obligado a decir una palabra.

Por eso una lluvia de opiniones, han caído sobre la humanidad toda, mezclándose en ella el grano y la paja. De  ahí que, ante una lluvia así, necesariamente hay que discernir entre lo que es grano y paja y también, en algunos casos, entre el trigo (los datos, la noticia objetiva) y la cizaña (opiniones falsas y mal intencionadas).

Sin pretender jamás querer reseñar cuanto se ha dicho y se dirá, me parece interesante entregar estos tres trabajos de diferentes fuentes, que lucen interesantes y objetivos.

1. Biografía del nuevo Papa
Jorge Mario Bergoglio, 77 años, nació en el barrio argentino de Flores en el Gran Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Tras estudiar como técnico químico eligió el sacerdocio y entró en la Compañía de Jesús.

Estudio filosofía y teología en ambas facultades del Colegio Máximo San José. Fue maestro de novicios y profesor universitario en teología, provincial de los Jesuitas en su país y presidente de la Conferencia episcopal del 2005 al 2011. El 13 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote. Cumplió un postgrado en la Universidad de Alcalá de Henares y en 1986 concluyó su tesis doctoral en Alemania. Juan Pablo II lo creó cardenal en el 2001.

El cardenal primado de Argentina tomó siempre una posición cercana a las clases menos favorecidas, y de reciente criticó a los sacerdotes que no aceptan bautizar a bebés extramatrimoniales, según indicaron los medios locales.

A los religiosos le pidió “salir a dar testimonio e interesarse por el hermano” porque la cultura del encuentro “nos hace hermanos, nos hace hijos, y no socios de una ONG o prosélitos de una multinacional”.

En diversas oportunidades criticó fuertemente la corrupción y la trata de personas con imágenes fuertes: “Se cuida mejor a un perro que a estos esclavos nuestros”. O “la esclavitud está a la orden del día, hay chicos en situación de calle desde hace años, no sé si más o menos, pero hay muchos”.

Se “sigue fracasando en librarnos de la esclavitud estructural”. “En esta ciudad está prohibida la tracción a sangre” si bien “todas las noches veo carritos cargados de cartones y tirados por chicos, ¿eso no es tracción a sangre?”.

Recordó que “hay chicas que dejan de jugar a las muñecas para entrar en tugurios de la prostitución, porque fueron robadas, vendidas o traicionadas”. Criticó fuertemente el “limitar y eliminar el valor supremo de la vida e ignorar los derechos de los niños por nacer”. Y aseveró: “el aborto nunca es una solución”. Se opuso a la liberalización de drogas y exhortó a los jóvenes a no creerles a “los mercaderes de la muerte”.

Advirtió que su país “no se cimentó con delirios de grandeza desafiantes”, e invitó a ir “más allá de las diferencias”. Criticó la falta de “humildad” de los gobernantes y la “veleidad” como un desvalor “que carece de toda propuesta”.
Sobre Aparecida indicó que “la inspiración del Espíritu es la gran luz que hubo ahí. Sombras son las mil y una cositas que trababan y tuvimos que superar”. “Todo fue un complejo de luces y sombras y que ganó la luz”.

Siempre se mostró reacio a obtener encargos de un cierto peso en la Curia Romana, si bien fue nombrado consultor de la Pontificia Comisión de América Latina; miembro de las Congregaciones para el Culto Divino y la disciplina de los sacramentos; del Clero; de los Institutos de Vida Consagrada, del Consejo postsinodal, y de la presidencia del Pontificio Consejo para la Familia.

La fuerza de la Iglesia -indicó el purpurado en el sínodo sobre la nueva evangelización- está en la comunión y su debilidad en la división y en la contraposición. (Citado de: www.zenit.org/es/sections/papa).

2. Eligió el nombre de Francisco
“¿Quo nomine vis vocari?” (“¿Con que nombre quieres ser llamado?”). El nuevo pontífice respondió “vocabor Franciscus” (Me llamaré Francisco). Es la pregunta que le ha hecho el cardenal Giovanni Battista Re al nuevo papa, en nombre de todos los electores.

El cardenal protodiácono, el francés Jean Louis Tauran, anunció a la ciudad de Roma y al mundo que el nuevo Pontífice es el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, el primer latinoamericano que llega al trono de San Pedro, el primero que adopta ese nombre y también el primer jesuita.

El nombre adoptado por el sucesor de Benedicto XVI no sólo significa una preferencia, también pude ser una “indicación” de cómo será su pontificado.
El alemán Joseph Ratzinger eligió como nombre Benedicto XVI en memoria de Benedicto XV, “un valiente y auténtico profeta de la paz ante el drama de la primera mundial”, según confesó el 27 de abril de 2005.

“He querido al ser elegido Obispo de Roma y Pastor Universal de la Iglesia llamarme Benedicto XVI, para unirme idealmente al venerado Pontífice Benedicto XV, que guió a la Iglesia en un periodo difícil a causa del primer conflicto mundial”, dijo.

Añadió que Benedicto XV “fue valiente y auténtico profeta de paz y trabajó con gran valentía para evitar el drama de la guerra y después para limitar sus nefastas consecuencias”.

Albino Luciani, que sólo gobernó la Iglesia durante 33 días, eligió llamarse Juan Pablo I en honor de sus predecesores Juan XXIII y Pablo VI, a los que admiraba.

Karol Wojtyla adoptó los dos nombres -la segunda vez que un papa tomaba un nombre doble- en homenaje a Juan Pablo I, a Juan XXIII y a Pablo VI.
Esa admiración por sus tres predecesores llevó a Juan Pablo II a ser enterrado bajo tierra, como Pablo VI, en el mismo lugar donde estuvo sepultado Juan XXIII y frente al sarcófago del “papa de la sonrisa”, como se conoció a Luciani.

A lo largo de la historia de la Iglesia los papas no siempre cambiaron de nombre. Hasta el año 532 todos los sucesores de San Pedro usaron sus nombres de pila y así nos encontramos con San Lino, San Anacleto, San Evaristo, San Alejandro, San Telésforo o San Igino.

Además del nombre se sabía de dónde procedían (Lino de Tuscia, Anacleto romano, Evaristo el griego, Telésforo el griego, Iginio el griego, entre otros).
Pero el 31 de diciembre del año 532 fue elegido papa Mercurio el romano. Mercurio era nombre pagano, por lo que el nuevo pontífice cambió de nombre y se llamó Juan II, en honor de su predecesor Juan I, un mártir de la Tuscia (zona del norte de Roma) que reinó en la Iglesia desde el 13 de agosto de 523 al 18 de mayo de 526.

Juan II fue papa hasta el 8 de mayo de 535 y a partir de ese momento muchos de sus sucesores le imitaron y comenzaron a cambiar el nombre de pila por el de apóstoles, mártires u otros papas.

Hasta ahora, el nombre más repetido ha sido Juan. El último que lo usó fue el cardenal italiano Angelo Roncalli, que decidió llamarse Juan XXIII (1958-1963).
Cuando Roncalli, que fue beatificado por Juan Pablo II, eligió el nombre de Juan los cardenales le recordaron que sería Juan XXIII, como un antipapa, a lo que él dijo que no tenía miedo a ser confundido con un usurpador de la cátedra de San Pedro.

“Me llamaré Juan, un nombre dulce y al mismo tiempo solemne”, dijo el llamado Papa Bueno, cuyo corto pontificado fue muy prolífico. Escribió ocho encíclicas, entre las que destacaron “Mater et Magistra” y “Pacem in Terris”, y convocó el importantísimo, para la Iglesia católica, Concilio Vaticano II.

Le siguen Benedicto XVI, tomado por el alemán Joseph Ratzinger (2005-2013), Gregorio XVI (el italiano Bartolomé Alberto Capellari, 1831-1846); Benedicto XV (Giacomo della Chiesa, 1914-1922); Clemente XIV (Giovanni Ganganelli, 1769-1774), León XIII (Vincenzo Gioacchino Pecci, 1878-1903), Inocencio XIII (Michelangelo Conti, 1721-1724) y Pío XII (Eugenio Pacelli, 1939-1958).

El nuevo papa parece claro que no se llamará Pedro, ya que ninguno de sus 265 sucesores se atrevió a ponerse el nombre del apóstol. (Publicado por Agencia EFE en marzo 13, 2013.

3. Primeros pasos, palabras y gestos
Ante una multitud de seguidores apostados en la Plaza de San Pedro el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, apareció en el balcón central de la Basílica Vaticana para dar su primer mensaje ‘urbi et orbi’.

Bergoglio se llamará Francisco y nació el 17 de diciembre de 1936, en Argentina. El papa agradeció el recibimiento de quienes esperaban su aparición. Pidió unirse en una oración para Benedicto XVI “para que el señor lo bendiga y la virgen la proteja”.

“Emprendamos este camino, el de la Iglesia de Roma como un camino de amor, de hermandad, de confianza entre nosotros, oremos por todo el mundo para que exista una gran hermandad”, dijo el papa Francisco.

Luego pidió oración por él, inclinando humildemente la cabeza, y dio su propia bendición a todos.

Conclusión:

CERTIFICO: mi gratitud a los autores de los trabajos precedentes que me sirvieron, después de discernirlos detenidamente, para mi primera “CRÓNICA EN TORNO AL PAPA FRANCISCO”, como también a los medios que los difundieron.
DOY FE, en Santiago de los Caballeros, a los catorce  (14) días del mes de  marzo del año del Señor  dos mil trece (2013).

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