Desde ciertos laboratorios electorales, jóvenes identificados políticamente, están realizando llamadas telefónicas a la ciudadanía con el propósito de indagar sobre las preferencias electorales.
Estos sondeos de medición, siempre que no sean usados para hacer daño o falsear la realidad, forman parte del folklor político.
Mi respuesta, ante la falta de un candidato genuino de izquierda, es que estoy identificado con los candidatos alternativos y progresistas porque aunque tienen un discurso de reformas, poseen la fortuna de la honestidad y la decencia.
He visto catorces procesos electorales, cuatro de los cuales no pude participar porque para entonces no tenía la mayoría de edad. Pero en las últimas diez elecciones, apoye la consigna por ninguno en el año 2006.
Me identifique con el candidato presidencial de la izquierda en el año 2008. Y decidí abstenerme en varias elecciones porque además de la falta de un discurso creíble durante un tiempo creía que las elecciones eran un instrumento para legalizar el sistema de dominación sobre los pueblos.
Sin embargo, la revolución bolivariana de Chávez nos ha devuelto la esperanza liberadora de forma pacifica electoral, por lo que en estas elecciones presidenciales del 20 de mayo, los dominicanos debemos salir masivamente a ejercer el derecho al sufragio porque además de las opciones tradicionales que se disputan la propiedad del mal manejo administrativo.
También hay varios candidatos emergentes que tienen el merito de haber enfrentado la corrupción en el ejercicio de sus funciones. Y de haber sido destituido como funcionario por cumplir con sus deberes constitucionales.
Quisiera reseñar la conducta pública del candidato presidencial emergente más popular de los grupos alternativos con el propósito de que la población lo identifique y lo asuma como el candidato de la unidad. Dignificó su gestión al admitir y enfrentar la impunidad que existe en la República Dominicana. Defendió la igualdad del derecho cuando se opuso a los privilegios en las cárceles dominicanas.
Enfrentó la corrupción sin importar banderías políticas. Sometió no solo a los corruptos de las cúpulas tradicionales, sino también las entrañas mismas de las clases dominante.
Tuvo la valentía de enfrentar las torturas y las violaciones de los derechos humanos. Y actuó, sin el padrinaje del tráfico de influencia, sin privilegios y sin amiguismo.
Este candidato emergente ha demostrado que no solo es un defensor de la dignidad, y la justicia social sino también un paladín del derecho ciudadano.
Como no apoyo los candidatos tradicionales por su falta de credibilidad ni tampoco deseo plegarme a la campaña por ninguno. Hago un llamado a todos y todas para que aprovechemos esta oportunidad apoyando la honestidad de este candidato presidencial emergente con el fin de devolver la esperanza perdida.
