La obesidad, un problema de salud multifactorial, ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial y es la causa de muerte de al menos 2.6 millones de personas al año.
Sin embargo, hay buenas noticias para aquellos que tienen una predisposición genética a la obesidad.
Según un estudio del departamento de nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en Estados Unidos, un estilo de vida sedentario, marcado por el hecho de ver televisión cuatro horas al día, aumenta la influencia de los genes sobre el tamaño de la cintura y hace subir en un 50% el índice de masa corporal (IMC).
Pero, el efecto se puede reducir en un 50% si se camina a un ritmo constante durante una hora diaria.
El estudio científico fue presentado en la conferencia sobre nutrición, actividad física y metabolismo (EPI/NPAM, por sus siglas en inglés) organizada por la Asociación Americana del Corazón (AHA) en marzo de 2012.
En el estudio participaron 7,740 mujeres y 4,564 hombres. Los investigadores recolectaron información sobre la actividad física de los participantes y las horas dedicadas a ver televisión durante dos años antes de evaluar su IMC. El efecto de la predisposición genética a la obesidad fue calculado con base en 32 variaciones genéticas que se considera influyen en el aumento de peso.
La obesidad, así como sus enfermedades no transmisibles asociadas, es en gran parte prevenible. Según Mae Moreno, doctora y máster en nutrición humana, la evidencia científica demuestra que la práctica constante de actividad física contribuye a disminuir el riesgo de padecer enfermedades y es indispensable para el buen funcionamiento del cuerpo y de la mente.
Además permite alcanzar un estilo de vida activo y saludable porque influye directamente en mantener un equilibrio calórico (el balance entre la ingesta y el gasto calórico). Lee más en www.elcaribe.com.do