Amon Goth, sádico nazi ahorcado por matar 10000 judíos, alegó en su defensa que “cumplía órdenes”. Un hutu asesino de tutsis durante el genocidio de Rwanda de 1994, condenado a cadena perpetua, justificó sus actos criminales bajo igual argumento. Caso comentado recientemente por un jurista ruandés residente en el extranjero que sirvió como su abogado en 1998: Una orden no es la ley; obligatorio es no cooperar con la maldad, enfatizó. Criticó la cultura de “deferencia que no cuestiona”, “instinto a obedecer en vez de elegir cuando se nos dice cómo pensar o actuar” que, opinó, perjudica el avance democrático de su país. Notas propicias hoy que aquí escuchamos a algunos pretender disculpar una presunta mala conducta pasada en “cumplimiento del deber”. l
Cumplidores
Amon Goth, sádico nazi ahorcado por matar 10000 judíos, alegó en su defensa que “cumplía órdenes”. Un hutu asesino de tutsis durante el genocidio de Rwanda de 1994, condenado a cadena perpetua, justificó sus actos criminales bajo igual argumento