Cúpula gobernante china demora las reformas económicas

BEIJING. A medida que aumentan los pedidos de reformas para prevenir que su economía se descarrile y mantener el alza de su nivel de vida, la respuesta de los líderes chinos parece ser: “Todavía no”.

BEIJING. A medida que aumentan los pedidos de reformas para prevenir que su economía se descarrile y mantener el alza de su nivel de vida, la respuesta de los líderes chinos parece ser: “Todavía no”.En discursos, conferencias de prensa y reuniones coincidiendo con la sesión anual de la legislatura, distintos ministros han prometido dar pasos graduales para ayudar a empresarios y restringir a las compañías estatales que apenas dejan espacio para negocios privados.

La respuesta parece muy por debajo del reto que incluso algunos altos funcionarios chinos admiten el país enfrenta: Una urgente necesidad de construir una economía productiva, autosostenible, o arriesgarse a ver un estancamiento que atraparía a China en niveles de ingreso medio. El Banco Mundial, economistas chinos y los propios expertos del gobierno han planteado la necesidad de una drástica reestructuración para reducir el dominio de las empresas estatales, reformar el sistema bancario y promover gastos del consumidor para reducir la dependencia de las exportaciones.

“Dadas las presiones creadas por la debilidad del ambiente exterior y las presiones internas para equilibrar, (el gobierno) no tiene muchas opciones”, dijo el economista de Societe Generale Wei Yao. “No tienen margen para esperar mucho más”, agregó.

La causa de las demoras está en la política. La cúpula del Partido Comunista está en medio de una transición a una generación más joven de líderes y se ha hablado muy poco de reformas políticas que puedan erosionar el monopolio del poder que ejerce el partido.

Pero tampoco está claro cuán comprometidos los nuevos líderes están con la reforma económica, si pueden tener consenso sobre su curso futuro y si van a tener la voluntad necesaria para superar intereses establecidos desde facciones partidistas hasta líderes locales que consiguen influencia protegiendo a industrias estatales.

El vicepresidente Xi Jinping está en camino a convertirse en el máximo líder, pero la cúpula tiene muchos otros puestos. El actual líder del partido, Hu Jintao, va a retener influencia por medio de las fuerzas armadas una vez renuncie, e incluso después que la transición sea completada en el 2013, dicen analistas, podría pasar bastante tiempo antes de que se adopten reformas profundas.

El partido enfrenta ya furia pública y frecuentes protestas en diversas partes del país a causa de problemas que van desde desempleo y confiscaciones de tierras agrícolas para otros fines hasta corrupción y la creciente brecha entre la diminuta elite y la empobrecida mayoría. Los líderes comunistas han prometido reiteradamente equilibrar la economía, reduciendo la dependencia en exportaciones e inversiones, estimulando el gasto del consumidor y ayudando a empresarios nuevos que crean empleos y riqueza. Pero las empresas estatales aún controlan industrias desde el petróleo y el acero a las telecomunicaciones y reciben el grueso de los préstamos de los bancos, la mayoría de los cuales son estatales.

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