Cuquín

No tiene que contar nada o expresamente hacer un chiste. Con mirarlo ya está provocando risas. Es realmente el “Señor de la Risa”, con la cual suele contagiar al país. ¿Quién no lo ha disfrutado? Ese gigante del humor, con su sencillez, sin&#8230

No tiene que contar nada o expresamente hacer un chiste. Con mirarlo ya está provocando risas. Es realmente el “Señor de la Risa”, con la cual suele contagiar al país. ¿Quién no lo ha disfrutado? Ese gigante del humor, con su sencillez, sin muchos aspavientos ni dramatismos, sin recurrir a expresiones subidas de tono o doble sentido, sana y mansamente, se ganó un lugar en el inmenso corazón del pueblo dominicano. Y por eso, la Asociación de Cronistas de Arte y la Cervecería Nacional Dominicana reconocieron su talento. Y ¿por qué no decirlo? Su calidad como ser humano.

De modo que nos unimos al coro que aplaude al ingeniero César Victoria, mejor querido como Cuquín, por su contribución a la alegría nacional, al entretenimiento, sea en la televisión, en el teatro o en el cine.

¡Cuidado!

Las autoridades no quieren darse cuenta o no se dan por enteradas de las operaciones de un grupo civil armado que cree en la opción política por la vía violenta. Vienen actuando desde las pasadas elecciones presidenciales, con atentados a bienes públicos, como torres, subestaciones del sistema eléctrico nacional, ataques a instituciones diversas.

Como la respuesta de los poderes públicos ha sido ignorarlos, con su última acción, el tiroteo contra el ayuntamiento y las oficinas de la alcaldía de San Francisco de Macorís, dieron otro paso al frente y reivindicaron todas las acciones que han ejecutado en nombre de la “Resistencia Popular Duartiana”.

La violencia para la defensa de “reivindicaciones” o para la búsqueda de objetivos mayores, como el poder político, fracasó hace tiempo. Y cuando ha sido utilizada modernamente, estimulada desde centros de poder hegemónico, la han acompañado de “movilización popular”. Son los golpes de Estado modernos que se promueven contra gobiernos que no agradan a cierta potencia.

En República Dominicana tratamos de vivir en paz y los ataques de esa llamada Resistencia no son más que actos terroristas que colocan a sus ejecutores al margen de la ley.

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