En el país de los apasionados, todo se ve bajo el cristal de la política o con un temperamento sesgado. Por eso se oyen voces que valoren de manera prejuiciada la denuncia de la familia Castillo Semán sobre las amenazas en su contra, y en particular contra el doctor Marino Vinicio Castillo, a quien nadie le puede regatear méritos y valor en el combate al narcotráfico. En esa perspectiva, no sería extraño que contra él y su familia se fragüen tramas.
Y es que su actitud lo convierte en un objetivo permanente del crimen organizado. Que lleguen a las vías de hecho sería otra cosa, pero ganas no les faltaría a los criminales. Y el primero en saberlo es el doctor Castillo. Corresponde al gobierno, del cual forma parte, brindarle la debida protección e investigar a fondo su queja.
