David Mendel: Mi conferencia reciente sobre el rey David

[Hago constar que el autor del texto que aquí parcialmente se publica no es ateo ni comunista. Es un judío militante que ama a Israel, que venera La Biblia pero tiene una vena crítica que proviene de sus lecturas de La Biblia y todo lo que aquí…

[Hago constar que el autor del texto que aquí parcialmente se publica no es ateo ni comunista. Es un judío militante que ama a Israel, que venera La Biblia pero tiene una vena crítica que proviene de sus lecturas de La Biblia y todo lo que aquí dice proviene de La Biblia, aunque con un sentido del humor que es poco bíblico. Por falta de espacio y para fines de objetividad, invito a leer en Internet el texto completo, que es una joya. PCS].

Mi conferencia reciente sobre el rey David
01 Ene 2014, Publicado en Opinión

Es  muy posible que nunca haya habido otro rey, en la historia o en la leyenda, cuya fama y popularidad rivalizara con la del rey David.

Paradójicamente, aparte de dos incidentes en la vida de David que todos conocemos, su confrontación con Goliat y la seducción de Bathsheba, hay mucha gente que no conoce más acerca de la biografía del rey David. Y hay también otros que, aunque conocen bien la Biblia, hacen caso omiso de los defectos de David

Tengo un amigo, un pastor evangelista. Ama a Israel. Cada año reúne a cientos de peregrinos, que regresan a sus países con recuerdos maravillosos. Cuando él viene siempre arreglamos para encontrarnos. Los dos amamos la Biblia, y él la conoce hacia atrás y hacia adelante. Hace unos meses, cuando mi libro “La Lira y la Espada” se imprimió, le envié una copia. Él me escribió: “Estoy en shock.
¿Cómo puedes escribir incidentes así que sobre el autor de los salmos sublimes”.

Me sorprendí de la reacción de mi amigo ya que mi libro sigue muy de cerca todos los incidentes en la vida de David mencionados en la Biblia. Mi amigo conoce la Biblia por palabra. ¿Cómo puede bloquear en su mente lo que David realmente era y lo que hizo?

Resumamos brevemente la historia de David. Él es un joven pastor que fue llevado a la corte del rey Saúl. Una versión en la Biblia dice que fue para tocar la lira y, con la música, curar al rey de su depresión. Otra versión bíblica cuenta que derrotó a un guerrero gigante filisteo, y, como recompensa, fue traído por el rey Saúl a su corte.

Se convierte en un amigo íntimo de Jonatán, el hijo del rey. Algunos comentaristas dicen que demasiado íntimo. Se casa con Mijal, la hija del rey. Por lo general, casarse con la hija del jefe es un buen paso para progresar, pero, en este caso, no funcionó de esa manera. David tuvo que escapar, debido a que su suegro, celoso de su popularidad con el pueblo, intento matarlo varias veces.
David se refugia en el desierto, cerca del Mar Muerto, y se convierte en el jefe de una banda de gente fuera de la ley. Debido a que viven en el desierto no tienen tierra que puedan cultivar o donde puedan criar ovejas, así que David necesita encontrar alguna otra forma de ganarse la vida. Y lo logra porque es el personaje más ingenioso en toda la Biblia. Él descubre que puede hacer buen dinero con la venta de protección. Les dice a los agricultores ricos que está dispuesto a cuidarlos para que nada les pase a ellos, sus familias, sus propiedades y su rebaño, y todo eso por sólo un poco de dinero o regalos.

Uno de los agricultores se niega a pagar y David decide matarlo a él y a todos los que viven en su casa, para que sirva de lección a los que rechazan su protección. Afortunadamente, ocurren dos eventos. El primero es que la esposa, que es bonita e inteligente convence a David que no los mate para no perjudicar su reputación. Y la segunda es que el marido de la mujer, cuando esta le contó de lo que se había librado, del susto tuvo un derrame cerebral y muere. David, por supuesto, se casa con la rica viuda cuya dote es la riqueza de su difunto esposo. 

David, cansado de ser perseguido por el rey Saúl, va al país de los filisteos y ofrece al rey servirlo como mercenario. En esa época los filisteos eran los peores enemigos de Israel, una mezcla de Hamás con Hizballah.

Imagínense, un hombre que había sido comandante del ejército de Israel, y matado a muchos filisteos, está dispuesto a servirlos. Es el equivalente en nuestros días de que Moshé Dayán, o algún otro general israelí, se hubiese convertido en un mercenario de los egipcios o los sirios.

El rey filisteo que probablemente no era el hombre más inteligente en su reino, tiene ciega confianza en David, y le dice que vaya y saquee las ciudades de Israel que están cercanas. Esta es una línea roja que David no quiere cruzar. Pero, por otro lado, tiene que satisfacer el rey. Así que encuentra una solución. Como dije antes, David es muy ingenioso.

Decide que él y su banda atacarán a los pueblos de otras tribus, los saquearán, y para evitar que alguien informe a los filisteos lo que han hecho, matarán a todos los pobladores del pueblo, hombres, mujeres, niños y ancianos, ya que los muertos no cuentan cuentos.

Así lo hace. Cuando regresa de robar y masacrar pueblos enteros, David entrega parte del botín al rey y le cuenta que lo obtuvo atacando a ciudades en Israel.
Esto funciona bastante bien durante algún tiempo, hasta que los filisteos deciden ir a la guerra contra el rey Saúl, el ex jefe de David y su ex suegro. El general filisteo no le tiene confianza a David, y teme que David, durante la batalla, se pase al lado de los israelitas.

El rey filisteo le dice a David: “Mira, yo confío en ti, pero por alguna razón nuestro general no, así que lo siento, pero tienes que volver “.
Los filisteos derrotan a los israelitas. El rey Saúl, su hijo Jonatán y sus otros hijos mueren en la batalla.

David convence a los líderes de su tribu Yehudah para que lo nombren rey de la tribu. Esto no fue difícil, ya que David, del botín que saqueaba, enviaba valiosos regalos a los hombres más influyentes de la tribu.

David tuvo tanto éxito como rey como lo tuvo como jefe de una banda y como mercenario. Conquistó Jerusalén y la convirtió en la capital de su reino. Luego trajo el arca de Dios, donde se guardaban las tablas de los 10 Mandamientos, lo cual convirtió a Jerusalén en la capital religiosa del pueblo hebreo. Este es su legado más duradero. Incluso hasta nuestros días, Jerusalén es el centro político y religioso de nuestra nación.

Y ahora viene uno de los más famosos incidentes en la vida de David. Una tarde calurosa, mientras él está disfrutando de una fresca brisa en la azotea de su palacio, ve en el techo de una casa cercana a una mujer hermosa que está tomando un baño. Le ordena a sus sirvientes que la traigan al palacio. Bathsheba, una mujer casada, no se hace de rogar, visita a David y queda embarazada.

David, para evitar un escándalo, da órdenes a Joab para enviar a Urías, el esposo de Bathsheba, que es un oficial en el ejército, en una misión que está garantizada para que los enemigos lo maten en la batalla. Este es el único asesinato que la Biblia atribuye directamente a David.

David fue un gran rey y un gran general, pero un mal padre. El mayor, Amnón, heredero al trono, violó a su media hermana Tamar, y David no lo castigó. Ni siquiera le habló al respecto.

Absalón, otro de los hijos de David, hermano de Tamar de la misma madre, no era tan indulgente. Lo invitó a un banquete en su casa de campo, y allí dio órdenes a sus sirvientes para que lo mataran.

Matar a un hermano es un delito más grave que simplemente violar a una hermana, así que Absalón no quiso correr riesgos de que David decidiese castigarlo, y huyó a un país extranjero.

Finalmente David le permitió volver y, Absalón, cuando pensó que había llegado el momento, lideró una rebelión y se proclamó rey.

David tiene que escapar de Jerusalén con un puñado de sus seguidores, reorganiza su ejército, y derrota a las fuerzas de Absalón, quien es asesinado por Joab, en contra de las órdenes de David. David llora a su hijo, pero no castiga a Joab.

La escena final de su vida podría pertenecer a la película “El Padrino”. Les leeré los últimos momentos de David como los relato en mi libro “La Lira y la Espada”, basados en la historia bíblica.

Los últimos pensamientos de David en su lecho de muerte, sus últimas instrucciones a su hijo Salomón, son para asesinar a Joab, su sobrino y mejor amigo y a Shimei, un hombre que lo había ofendido años antes. Don Corleone, el Padrino, habría hecho lo mismo.

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