Una gran parte de las personas que son atracadas, en su mayoría mujeres, quedan con lesiones físicas y traumas psicológicos permanentes.
Desde enero a la fecha se han reportado al menos 500 denuncias de quienes han sido víctima de la delincuencia en la provincia de Santiago.
Una gran parte fueron mantenidas en cautiverio en sus hogares y golpeados por los atracadores.
Carolina Montero tuvo a punto de morir degollada por el lazo que colocaron delincuentes en medio de la calle, en la comunidad de Monte Adentro con la intención de despojarla de la pasola que conducía.
Aunque es una sobreviviente de la delincuencia, tendrá que vivir con las marcas que le dejaron en el cuello. A escasa distancia, una familia completa integrada por la madre, su hija e hijo, todos profesionales, residentes en la Carretera Peña, fue atracada en su propia casa y sometida a todo tipo de vejaciones.
Lesiones
En el caso de la alemana Manuel Regina Heinzelmann, de 51 años, presenta heridas en las piernas y fractura en el fémur y brazos, luego que desconocidos intentaran quitarle la motocicleta en la que se desplazaba. Al caer al pavimento, los asaltantes le quitaron a Heinzelmann los ocho mil pesos y los documentos que llevaba con ella.
La extranjera lleva diez años residiendo en la comunidad Hato Viejo, del citado municipio.
El pasado cuatro de marzo, una madre y su hija resultaron heridas de bala en un asalto para despojarla de un celular.
El hecho ocurrió frente a su residencia en el barrio Camboya, en esta ciudad. Los impactos de bala le dejaron heridas superficiales a Estephany Rodríguez, de 27 años, mientras la niña Roemi Sofía Rodríguez permaneció por espacio de 15 días en cuidados intensivos en el hospital infantil Arturo Grullón, pues el disparo le impactó la cabeza.
A algunas les han arrebatado la vida
Otras no corren la misma suerte y son asesinadas para robarles, como el caso de Juana María Mercado de 64 años de edad, asfixiada por ahorcamiento el pasado día 20 de enero en la comunidad de El Níspero de Jacagua. Muchas de las que han vivido esta experiencia han tenido que ser sometidas a tratamientos psicológicos ya que viven con la sensación de volver a ser atacadas.
