Democracia de encuestas y pactos

El sistema político dominicano involuciona. Uno de los principales indicadores de esta situación es la incapacidad de los partidos políticos en el desempeño de sus funciones de representación y de articulación de los diversos intereses de la…

El sistema político dominicano involuciona. Uno de los principales indicadores de esta situación es la incapacidad de los partidos políticos en el desempeño de sus funciones de representación y de articulación de los diversos intereses de la sociedad. En otros momentos de la historia política reciente, estas organizaciones eran capaces de canalizar las demandas ciudadanas y de jugar un rol de intermediación entre la población y el Estado. Ya no es así, los partidos tradicionales y nuevos han derivado en maquinarias electorales que se articulan en elecciones y se paralizan a lo largo de un periodo constitucional.

El actual contexto político, además, pone de manifiesto el profundo deterioro que se da a lo interno de las organizaciones partidarias. En las últimas tres décadas, a pesar de una legislación deficiente, los partidos políticos habían hecho esfuerzo por avanzar en la consolidación de su democracia interna.

Efectivamente, aunque la ley electoral 275-07 establece que para escoger autoridades o candidatos a cargos de elección popular basta con una convención de delegados, se había incrementado la práctica de realizar elecciones primarias con la participación democrática de los miembros de los partidos.

Lo anterior ha quedado en el olvido. Hoy, los acuerdos intra e interpartidarios y las encuestas, han sustituido el legítimo derecho de los miembros de las organizaciones políticas de elegir a sus candidatos. Tal retroceso no solo afecta la democracia interna de los partidos sino la calidad del sistema político. El dedo y los sondeos no pueden sustituir el voto de la militancia partidaria, pues esto afecta no solo el derecho a elegir, sino el de ser elegido que tienen todos aquellos que deciden participar en la política a través de una organización partidaria. A las actuales autoridades legislativas y municipales se les premió con un periodo de seis años en el cargo, ahora se les garantizan cuatro años más.

Es una gran paradoja que mientras se esté hablando de reformas políticas para mejorar la democracia interna, transparencia e institucionalidad de las organizaciones políticas, se profundicen las prácticas antidemocráticas. Como es también una contradicción pretender construir una sociedad democrática desde el Estado, cuando los partidos no son capaces de establecer relaciones democráticas en su interior. La aspiración democrática entonces no se agota en la discusión y aprobación de un nuevo marco jurídico, hacen falta prácticas y actitudes distintas, que no se aprecian en el actual escenario político. Por el contrario, el pragmatismo y la conveniencia política se colocan por encima de los valores y las prácticas democráticas. Al fin y al cabo, lo importante es ganar elecciones.

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