Santiago. La decisión de las autoridades municipales de demoler un parque infantil, para construir un centro tecnológico patrocinado por el Despacho de la Primera Dama, ha generado un conflicto.Por un lado, los dirigentes comunitarios de los alrededores del parque San Lorenzo y los niños y niñas del programa “Niños con una Esperanza”, del barrio Santa Lucía, en Cienfuegos, se han levantado en contra de la demolición del área de juegos infantiles y reclaman a las autoridades buscar una solución, porque se trata de un conglomerado de más de 200,000 personas, donde los espacios para el entretenimiento infantil son pocos o nulos. Es por esta razón que los menores de este programa, acompañados por representativos de la comunidad y deportistas, formaron una cadena humana alrededor de parque y luego marcharon en protestas para exigir que se reconstruya el parque.
Reclamo
“Nos no oponemos a que hagan el centro tecnológico, pero que busquen otro sitio y si definitivamente hay que hacerlo aquí, entonces deben preparar el local de la casa club para un segundo nivel, donde se pueda construir el centro allí”, aseguró el pastor evangélico Pablo Ureña, responsable del programa “Niños con una Esperanza”, que trabaja con menores rescatados del trabajo de buzo en el vertedero de Rafey. Al reclamo del predicador se une el profesor y dirigente comunitario Máximo Ramos, quien calificó como un atropello la destrucción del parque, “porque han dejado a los menores, sin la única área de entretenimiento que tiene este sector”.
El parque fue construido en la última gestión del alcalde José Enrique Sued y, según denunciaron los dirigentes comunitarios, la decisión de demolerlo fue tomada por el alcalde Gilberto Serulle, para facilitar la construcción del centro tecnológico.
Piden que se busquen otros terrenos
Máximo Ramos dijo que hace 25 años los moradores de Cienfuegos consiguieron que estos terrenos pasaran a la comunidad y luego, en 1992, se logró que fueran administrados por el Ayuntamiento, con la intención de que se levantaran allí las obras que sugirieran los munícipes. “Esas obras son sagradas, intocables, no puede nadie venir a tocarlas”, dijo.
