Hoy continúa la campaña “Todos contra el dengue”. Había que hacer algo ante el avance que ha tenido la enfermedad. El gobierno se movilizó ayer a través de los diferentes ministerios, con los empleados, pero es necesario que la población se involucre en la campaña. Eso es fundamental. La ministra de Salud, Altagracia Guzmán Marcelino, ha ejercido su liderazgo y ha logrado el impulso que el mandato del presidente Danilo Medina ha dado para que toda la Administración participe. Igual impulsó su campaña para que sus propios colegas se sometan al protocolo para un correcto diagnóstico de la enfermedad. Mismo desempeño frente a los dueños de clínicas y los alcaldes municipales de los tres principales polos urbanos.
Pero el dengue, como enfermedad endémica, que tiene causales que se multiplican como la verdolaga, requiere que definitivamente la gente entienda que en casa, en las calles y caminos, hay que trabajar para eliminar los sitios y medios donde se hospedan y multiplican los mosquitos transmisores.
Pero hay que decir, que además de la comprensión ciudadana, los alcaldes tienen que jugar su responsabilidad, ya con la recolección y disposición final de los desperdicios, o con el funcionamiento de los sistemas de drenajes.
Debemos superar esta situación tan dramática, que afecta a los más vulnerables, niños y mayores y especialmente a los habitantes de las zonas más empobrecidas, que no cuentan con los servicios esenciales. En esas zonas se dificulta la adecuada destinación de la basura, aunque pongan todo el empeño en liberarse de ella. Pocas veces los municipios la retiran a tiempo. El agua llega irregularmente, y deben almacenarla en condiciones inadecuadas.
Si no tenemos sanidad ambiental siempre tendremos este tipo de problema.
La campaña es positiva. Algo debemos hacer, pero en realidad, se trata de tareas de todos los días que no terminamos de hacer como mandan las normas.
La campaña también es motivadora, pero insistimos en la necesidad de trabajar las causas que detonan la epidemia actual.
