Prevenir el peligroso dengue empieza por la población eliminar criaderos de mosquitos, pero la pobreza lo dificulta. En barrios carenciados se almacena el agua potable; hay muchos asentamientos humanos alrededor de cañadas y arroyos. Con Salud Pública a la cabeza, el Gobierno ha anunciado una necesaria conjunción de esfuerzos entre instituciones oficiales y privadas para reducir la transmisión y, con forzosa urgencia ante el incremento de la mortalidad, los fallecimientos por el mal. En esta coyuntura deben los ayuntamientos asumir efectivamente su responsabilidad en el saneamiento comunitario y las autoridades de salud enfocarse en la aplicación de los protocolos en clínicas y hospitales para salvar las vidas de los ingresados por dengue. Unión y claridad de roles, harán la fuerza.