Félix Valera, Juan Carlos Payano, Javier -El Abejón- Fortuna, Argenis Méndez y Elio “Enai” Rojas sufrieron, en menos de cuatro meses, sendas derrotas en el boxeo profesional.Estos cinco púgiles dominicanos vieron frustradas sus aspiraciones de brillar en el pugilismo internacional, ¡como lo hicieron en otros tiempos!
Valera, quien el pasado año había conquistado el cinturón del peso semicompleto en una pelea celebrada en Rusia, apenas en su primera defensa que realizó en el mismo lejano país, perdió la corona que en forma interina tenía el aval de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
Payano, un fino peleador radicado en Miami, en la segunda defensa del campeonato gallo, también versión AMB, se dejó arrebatar la faja.
Mientras que El Abejón Fortuna, quien estaba invicto en 30 combates (21 victorias por nocaut), en la segunda defensa del título ligero junior de la AMB, fue noqueado por el estadounidense Jean Sosa.
De esa manera, con esos tres fracasos registrados en menos de tres meses, el país se quedó sin al menos un título del mundo.
¡Hay esperanza de que Payano y El Abejón Fortuna, antes de finalizar el año, vuelvan a contender por coronas mundiales y reconquistar sus títulos! Son capacitados boxeadores que han demostrado eficiencia a lo largo de sus respectivas carreras. Han enfrentado a rivales de calidad y los han derrotado. Tienen respeto internacional.
Fracasos esperados
Argenis Méndez, un exmonarca mundial ligero junior, y a quien se le consideraba sería duradero, intentó regresar con éxito a los ensogados. Méndez, en una pelea por el título ligero (vacante) del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), fue derrotado -decisión unánime- por el británico Luke Campbel.
Y Rojas, después de casi dos años sin subir al cuadrilátero, cometió el error de “probar surte” en un combate frente al cotizado pegador mexicano Mikley García. En una crónica en la víspera del combate escribí que Rojas iba al suicidio porque no tenía ninguna posibilidad de salir airoso. Esas cinco derrotas del boxeo profesional dominicano sencillamente ¡duelen mucho!
