Desafíos de la democracia

Al concluir el año, es oportuno evaluar qué ha pasado con el sistema político dominicano a partir de lo que refleja una serie de indicadores de la calidad de la democracia, los cuales, entre los diversos países de la región y del mundo, miden…

Al concluir el año, es oportuno evaluar qué ha pasado con el sistema político dominicano a partir de lo que refleja una serie de indicadores de la calidad de la democracia, los cuales, entre los diversos países de la región y del mundo, miden la situación de la República Dominicana en esta materia. En primer lugar, la encuesta Latinobarómetro 2013 destaca un importante apoyo a la democracia en el país, al indicar que el 60% de los dominicanos entienden que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno. Sin embargo, desde el 2008, este indicador ha tenido una fuerte tendencia a la baja, ese año, el apoyo a la democracia era de 73%.

Esta significativa reducción puede explicarse a partir de otros aspectos que son evaluados por la encuesta más arriba indicada, como lo es el hecho de que apenas el 45% de los ciudadanos se sienten satisfecho con la manera en que ha venido funcionando la democracia. Esa insatisfacción se explica en gran medida por la incapacidad del Estado de resolver los problemas que la gente entiende como los más importantes del país, a saber, el desempleo (23%), la inseguridad ciudadana (15%) y los bajos salarios (12%).  Esto pone en evidencia que la dimensión social de la democracia ha sido desatendida. 

Por otro lado, el índice de Desarrollo Democrático (IDD-Lat 2013) señala que aunque la República Dominicana mejoró respecto al pasado año, todavía se caracteriza por su bajo desarrollo democrático. El país mantiene una baja puntuación en dimensiones como la de los derechos y libertades civiles, la calidad de las instituciones y la consolidación del sistema de representación política.  Tanto este indicador, como el de la unidad de inteligencia de The Economist, establecen cómo otra de las debilidades de la democracia en la región, la reducida participación de los ciudadanos en la formulación y puesta en práctica de las políticas públicas.

Estos distintos aspectos plantean los desafíos fundamentales que tiene  la democracia en nuestro país. En primer lugar, el de revertir la situación de profunda inequidad en la distribución del ingreso. No es posible, como señaló la CEPAL en un reciente informe, que el 20% de la población más pobre reciba solo el 4% del ingreso nacional. Esto implica mejorar la calidad del gasto, teniendo como centro la calidad de vida de la gente. Por otro lado, es necesario asumir los desafíos del desarrollo institucional del Estado dominicano. Instituciones públicas fuertes, desempeñando su rol y una ciudadanía activa, son condiciones indispensables para la consolidación de nuestra democracia.

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