Concepto de “desarrollo”
I gnorar los aspectos fundamentales que determinan el desarrollo comunitario constituye un importante desacierto a la hora de establecer políticas públicas que impacten de forma positiva a los pueblos. De ahí nuestro interés por dedicar las siguientes entregas al tema del desarrollo comunitario y su relación con la formación en valores. La amplitud del mismo nos llevará a presentar estas consideraciones en tres artículos.
Partamos por unificar criterios en torno al significado del concepto de “desarrollo”. Autores como Max-Neef, Elzaide y Hopenhayn han planteado que éste debe entenderse a partir de tres postulados: 1) se relaciona con las personas y sus necesidades; 2) se trata de necesidades finitas de: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad; y 3) son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos, variando sólo en su forma de expresión.
Estos autores reconocen la necesidad de afecto que tiene toda persona para su desarrollo, y señalan que la realización de esta necesidad no constituye una meta, sino que es el motor mismo del desarrollo. En línea similar, Maturana se ha referido al “amor” como una emoción, fuerza o energía central que actúa en el desarrollo del ser humano. Reconocen, por tanto, la dimensión afectiva como fundamento de lo social.
En sus trabajos en torno a la convivencia, Arango ha señalado que integrar la satisfacción armónica de las necesidades humanas en su proceso de desarrollo conduce a un crecimiento sano, independiente y participativo, capaz de crear los cimientos del crecimiento económico, la solidaridad social, el crecimiento de las personas y de la persona en su totalidad. Refiere que el crecimiento de las personas implica necesariamente el desarrollo de la identidad personal, social y comunitaria. Y es aquí donde entra en juego el importante rol que juega la educación para el desarrollo de los pueblos, sin la cual no se desarrolla la persona ni tampoco la comunidad.
