Las declaraciones del ministro de Hacienda, Simón Lizardo, donde da a conocer las cifras del déficit fiscal en que incurrió el Gobierno el pasado año, comienza a desmontar la campaña de calumnias e infundios de que fue víctima el expresidente Leonel Fernández al término de su mandato.
Según Lizardo, el actual Gobierno incurrió en un déficit de 2.77% del PIB, lo que significa que gastó RD$70,000 millones más que lo ingresado por los diversos conceptos recaudatorios, en la ejecución presupuestaria del año 2013.
Al hablar del déficit del pasado año, el titular de Hacienda lo define como un ejemplo, que indudablemente lo es, de manejo responsable de los fondos públicos, y a nadie lo hemos escuchado decir que se trata de un “hoyo” fiscal o un delito de parte de la actual administración.
Es que sería tildado de orate o payaso, la persona que en un país donde la población maneje habitualmente el lenguaje económico, califique de delito lo que ocurre habitualmente, sobre todo en momentos de crisis, en casi todos los países del mundo.
Déficit fiscal es el saldo negativo en las cuentas de un país en un período determinado; lo tienen los Estados Unidos, Japón, todos los países de América Latina, con excepción de Chile y todos los de la zona Euro, exceptuando a Alemania.
Nadie habla de que los presidentes y primeros ministros de estos gobiernos se robaron, distrajeron, desaparecieron o hicieron mal uso de los fondos públicos, simplemente se gastó más de lo que ingresó y esta parte faltante tuvo que financiarse.
Lo ocurrido en la República Dominicana en el año 2012 fue el ejercicio de responsabilidad de un hombre, Leonel Fernández, que tenía sobre sus hombros la disyuntiva de entregar el país al caos y al desorden, o en cambio, garantizar que siguiera el camino del crecimiento y la estabilidad de las instituciones.
Si Leonel escoge el camino monetarista que le trazó el Fondo Monetario Internacional (FMI), con aumento de la tarifa eléctrica, imposición de nuevas cargas impositivas y la disminución del gasto, hubiéramos sufrido una contracción económica, con la consecuencia política añadida de la pérdida de las elecciones.
Escogió en cambio la receta neokeynesiana antiajuste, que plantea aumento del gasto público, estímulo de la demanda, aumento del circulante y poner en movimiento la maquinaria productiva, para evitar las crisis sociales que se producen por las medidas restrictivas.
Este aumento del gasto, con la consiguiente reactivación económica, fue lo que produjo el déficit fiscal que caracterizó el final del gobierno de Leonel. Lo contrario hubiera sido un salto al abismo.
Los resultados le dieron la razón al presidente Fernández, con las medidas adoptadas mantuvo el crecimiento económico con estabilidad y políticamente su partido y su candidato ganaron las elecciones.
Mundo en déficit
Según las cifras del FMI, el déficit fiscal fue alto en las economías nacionales durante el año 2012; Estados Unidos, la primera economía del mundo, tuvo un déficit de 7.3% del PIB, lo que equivale a 1.1 billones de dólares.
Toda la zona euro, el área económica más grande del mundo, incurrió, en el mismo período, en déficits en casi todos los países que la componen: España 10.6%, Grecia 9%, Irlanda 8%, Portugal y Chipre 6.4%, datos que pueden ser comprobados en la oficina de estadística de la Unión Europea (Eurostat).
De acuerdo a las cifras publicadas por Eurostat, en el 2012, de los 28 miembros de la UE, solo Alemania tuvo un ínfimo superávit de un 0.1% de su PIB y del resto de los países, diecisiete tuvieron un déficit de más del 3%.
En promedio, los 28 estados de la zona euro gastaron el 49.9% de su PIB, mientras los ingresos fueron del 46.3%, lo que equivale a un déficit del 3.6% durante el año 2012.
En nuestra región, con excepción de Chile, los demás países se manejan con déficit, algunos ejemplos: Venezuela del 12% , Brasil 3.77%, Costa Rica 5.6%, Colombia 2.7%, México 6.5%, Perú 3.3% con relación al PIB. l
