Desorden en la Zona

Hace dos años, cuando se hablaba de que el expendio de bebidas alcohólicas en cualquier sitio y hora era una causa eficiente de la creciente…

Hace dos años, cuando se hablaba de que el expendio de bebidas alcohólicas en cualquier sitio y hora era una causa eficiente de la creciente violencia en el país, al ministro de Interior y Policía de la época, Franklin Almeyda Rancier, se le ocurrió la idea de proponer una ley para encarar la situación.

Aunque el motivo de aquella iniciativa era la violencia que se originaba en colmados y colmadones, en el sustrato estaba la ausencia de un régimen, estatuto o control que los regulara. Para 2010, Interior y Policía inventarió 44 mil 579 establecimientos de ese tipo donde se vendía alcohol.

Hemos llegado a un estado de desorden generalizado y por eso a cualquier persona se le ocurre instalar cualquier negocio sin considerar el entorno, llámese iglesias, centros educativos o monumentos. Si es una universidad, la idea más original es plantar un drink en la esquina, sin que nadie actúe.

Y ello ha dado lugar a la proliferación de tanto tipo de establecimientos de expendio de bebidas alcohólicas con cualquier clase de animación musical, al más alto volumen. Por eso, la Zona Colonial ha devenido en una tierra de destape nocturno, en la que compiten colmadones, más de 60; bares y restaurantes, 42, según denuncia la Pastoral de la Ciudad Colonial y la Asociación de Juntas de Vecinos.

En esa área del Distrito Nacional es letra muerta aquella suerte de “ley seca” que dispuso esta administración cuando se entendía que tantos sitios de venta descontrolada de alcohol constituían un estímulo a la violencia. Mediante un decreto, el gobierno reguló el horario de venta de bebidas, pero todo se ha olvidado.

El grito de los residentes de la Zona Colonial, verdaderamente desesperado, por el desorden imperante, merece que las autoridades reaccionen, que recuerden que tienen obligaciones con la sociedad. Ese caso es mucho más alarmante, porque en la zona confluyen un montón de instituciones públicas que se han desentendido del grave problema.

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