Se ha dicho que el primer tramo del 2014 apunta a ser decisivo para los tres principales partidos políticos. Los hechos demuestran que, ciertamente, se trata de un período en el que muchas cosas se pueden definir. En el caso de los oficialistas, tan pronto como el domingo tienen la elección de los nuevos miembros del Comité Central del PLD, que es quizás la única parte del Congreso que ha generado interés, por el factor competencia. Se vaticina una guerra entre tendencias, pero parece que todo transcurrirá muy “a lo PLD”. Es decir, sin muertos o heridos, ni en sentido real ni figurado. Lo más lógico es que Danilo Medina aumente su cuota en los organismos, por razones obvias. El danilismo tiene menos presencia en los organismos, y por ende, más espacio para crecer.
Último chance
La cosa pinta más difícil en el PRD. El sector institucional sigue adelante con el montaje de la convención, mientras entre los disidentes no hay consenso sobre los pasos a seguir. Ayer trascendió que los bandos enfrentados intercambiaron propuestas, lo que supone un resurgimiento del diálogo, aunque está claro que la fórmula que se le atribuye al sector de Miguel Vargas ni se parece a la contrapropuesta remitida supuestamente por Hipólito Mejía y Luis Abinader. Pero por lo menos parece ser otro intento de acercamiento. Quizás sea la última oportunidad de un acuerdo…
El reto rojo
Los reformistas, que cerraron el año celebrando el éxito de su última asamblea, iniciaron el 2014 con mucha tensión, debido a que tienen de frente otro reto, sin dudas, más difícil. No es lo mismo reformar los estatutos que cambiar la directiva. Se pretende una fórmula de consenso, pero cuando se asignan los cargos, siempre se queda alguien afuera. Y eso, que hay unas vicepresidencias adicionales que deberían facilitar las negociaciones…