Diciembre y lo que trae

Transcurre el último, el 12avo mes del año gregoriano y se llama Diciembre porque en el calendario romano era el décimo. En él entramos al invierno, celebramos la llegada de Cristóbal Colón a Quisqueya, la Independencia de Núñez…

Transcurre el último, el 12avo mes del año gregoriano y se llama Diciembre porque en el calendario romano era el décimo.

En él entramos al invierno, celebramos la llegada de Cristóbal Colón a Quisqueya, la Independencia de Núñez de Cáceres, la Inmaculada Concepción, el nacimiento de Jesús en Belén, la Pascua de Navidad, la Nochebuena, “santicló” y el Niño Jesús.

También el “inocente mariposa”  para conmemorar la matanza de niños ordenada por Herodes, el Año Nuevo, donde la esperanza florece y concentramos los pensamientos en lo que deseamos para el porvenir que se inicia con el nuevo ciclo.

En esencia, es un mes festivo donde la tradición dominicana señala que es momento de pintar la casa, remozar cosas, de ropa nueva y de “estrenar”, de regalos, de tarjetas, de comidas y bebidas, de “jumos” y “harturas”, de amigos que retornan a la patria cargados de regalos y de alegrías renovadas.

Es época de sueldos adicionales y de gastos extraordinarios, de desequilibrios del bolsillo y crisis de carteras. Son momentos de “limpieza” con incienso para alejar las dificultades del año que finaliza y llamar la suerte para el que comienza. 

Es el período donde circula más dinero y se dinamiza el comercio de manera exponencial, de doble sueldos y regalías.

Tiempos de propósitos y nuevas intenciones, de arrepentimientos y planes.  Época de cosecha de carteristas y timadores, de abusos de choferes  que duplican precios aprovechándose de las urgencias por llegar.

Estación  de árboles de Navidad multicolores y adornos infinitos, de nacimientos de todos tamaños, de  luces estáticas o danzantes, de figuras diversas de otras latitudes que surgen en un invierno tropical sin nieve y que forman parte de nuestra fauna de festividades navideñas.

También de “brisitas pascueras”, de  lerenes, pandefrutas, manicongos, pasteles de hojas,  ponches, de fuegos artificiales con sus luminosas estelas, estruendos ensordecedores y pitidos alucinantes.

Tiempos son de recuerdos imborrables de la infancia, con celebraciones diferentes y motivos iguales, más austeros los pasados pero tan intensos como estos, cuando las manzanas, uvas y peras, junto a las almendras, nueces y avellanas y el puerco en puya, eran sinónimos de Navidad, como las flores de pascua. 

La vida se acelera con los acordes de la música de esta época y las cadencias de todas las estaciones juntas para recordar la esperanza reverdecida en estos tiempos de tradiciones exaltadas y alegrías  bullosas a flor de piel.

Renacen las esperanzas de un año de carga positiva, de logros y alegrías sin saber si el 2014 te tiene reservadas las mayores angustias y pérdidas.

Vive en amor, sanidad y equilibrio, preparándote para el viaje propio o para el ajeno cercano, cerrando ciclos y aligerando la carga de lo físico y de lo emocional. l

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