Dilma enfrenta fuertes cuestionamientos

Río de Janeiro. Movilizaciones masivas en demanda de la destitución de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, han reducido sus opciones para manejar la crisis económica y política, pero su derrocamiento es altamente improbable, dijeron analistas.&#8

Río de Janeiro. Movilizaciones masivas en demanda de la destitución de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, han reducido sus opciones para manejar la crisis económica y política, pero su derrocamiento es altamente improbable, dijeron analistas. Encuestas revelaron ayer que la popularidad de Rousseff se había reducido a la mitad antes de las protestas del domingo en comparación con la cifra de octubre, cuando fue reelegida. La magnitud del desafío que enfrenta se mostró en las primeras planas de los periódicos en los que se publicaron las fotografías de las multitudes que pedían su remoción.

El enojo por un extendido esquema de corrupción provocó las protestas en más de 150 ciudades. Fiscales federales dijeron que han descubierto el mayor caso de corrupción y pago de sobornos en la compañía petrolera estatal Petrobras, por el que empresas de la construcción y firmas de ingeniería pagaron al menos 800 millones de dólares a antiguos directivos de la compañía a cambio de otorgamiento de contratos con pagos en exceso.

Más de 200,000 personas se reunieron en la principal avenida de Sao Paulo, el domingo, una multitud mayor que las congregadas en las protestas contra el Gobierno que se llevaron a cabo diariamente en junio de 2013, cuando la furia no estaba dirigida a Rousseff sino a la corrupción que la población considera endémica.

Pese a la ira que se aprecia en las calles pocos analistas esperan que Rousseff sea destituida. “Aunque vienen unos meses difíciles, no creemos que el Gobierno esté en camino de una crisis de gobernabilidad, o que Rousseff vaya a ser destituida”, informó el grupo de consultoría Eurasia.“Quién podría imaginar que el Partido del Trabajo perdería su sitio y ahora sería el objetivo”, escribió Eliane Cantanhede, una columnista política del periódico Estado de Sao Paulo.

Merval Pereira, comentarista político del diario O Globo, escribió que si Brasil tuviera un sistema parlamentario “el Gobierno ya habría caído” resaltando que muchos de los aliados de Rousseff en el Congreso, muchos de los cuales son investigados por el escándalo de corrupción en Petrobras, bloquean las reformas que promueve la Presidencia.

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