Dios no tiene hijos predilectos

El presidente Danilo Medina enriquece la democracia como doctrina rectora de la vida pública y su carta enviada al Senado adquiere, ciertamente, aspectos relevantes sobre esta nueva normativa penal.Crece el debate y la Conferencia del…

Dios no tiene hijos predilectos

El presidente Danilo Medina enriquece la democracia como doctrina rectora de la vida pública y su carta enviada al senado adquiere, ciertamente, aspectos relevantes sobre esta nueva normativa penal.

El presidente Danilo Medina enriquece la democracia como doctrina rectora de la vida pública y su carta enviada al Senado adquiere, ciertamente, aspectos relevantes sobre esta nueva normativa penal.

Crece el debate y la Conferencia del Episcopado expresó la “esperanza de que los legisladores mantengan su decisión de penalizar el aborto, sin excepciones, al rechazar las observaciones hechas por el Poder Ejecutivo y que buscan despenalizarlo en caso de incesto, violación o cuando la vida de la madre esté en peligro”.

¿Qué hacer? ¿Hacia dónde Vamos? ¿Se trata de un estado de conciencia? ¿Qué espera la humanidad como un todo? Y, finalmente, ¿cómo mira el pueblo esta particularidad de la comunidad cristiana?

Desde nuestro punto de vista, como Red de Abogados Católicos, defensores de la vida y la familia, aspiramos a que nuestras cámaras legislativas mantengan su independencia tras aprobar el Código Procesal Penal, como en efecto aconteció.

Al purificar conceptos, apreciamos el punto de vista del Senado al explicar que el problema quedaría resuelto con el artículo 42 de la Constitución que establece el derecho de la integridad personal, además del artículo 37, el cual dispone que “el derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte”.

Invocamos el sentido crítico de una opinión invitada y se trata del científico Ruso Valeri Slezin, comunista: “cuando el bebé de tres meses siente en el vientre de su madre el calor de su alojamiento le provoca una sensación de seguridad completa”.

Finalmente, “la oración no solo regula todos los procesos del organismo humano, sino que también repara la estructura de la conciencia más afectada”.

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El presidente Danilo Medina enriquece la democracia como doctrina rectora de la vida pública y su carta enviada al senado adquiere, ciertamente, aspectos relevantes sobre esta nueva normativa penal.

Crece el debate y la Conferencia del Episcopado expresó la “esperanza de que los legisladores mantengan su decisión de penalizar el aborto, sin excepciones, al rechazar las observaciones hechas por el Poder Ejecutivo y que buscan despenalizarlo en caso de incesto, violación o cuando la vida de la madre esté en peligro”.

¿Qué hacer? ¿Hacia dónde vamos? ¿Se trata de un estado de conciencia? ¿Qué espera la humanidad como un todo? y, finalmente, ¿Cómo mira el pueblo esta particularidad de la comunidad cristiana?

Desde nuestro punto de vista, como Red de Abogados Católicos, defensores de la vida y la familia, aspiramos a que nuestras cámaras legislativas mantengan su independencia tras aprobar el Código Procesal Penal, como en efecto aconteció.

Al purificar conceptos, apreciamos el punto de vista del Senado al explicar que el problema quedaría resuelto con el artículo 42 de la Constitución que establece el derecho de la integridad personal, además del artículo 37, el cual dispone que “el derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte”.

Invocamos el sentido crítico de una opinión invitada y se trata del científico Ruso Valeri Slezin, comunista: “cuando el bebé de tres meses siente en el vientre de su madre el calor de su alojamiento le provoca una sensación de seguridad completa”.

Finalmente, “la oración no solo regula todos los procesos del organismo humano, sino que también repara la estructura de la conciencia más afectada”.

Por: Martín Almonte

 

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