En los últimos meses se ven transitar, muy a menudo por importantes avenidas, camiones con letreros de diferentes empresas y anchas mangueras, buscando suplir la demanda de agua a un precio que no todos pueden pagar.Indiscutiblemente, la crisis de agua que golpea los cuatro costados del territorio nacional ha hecho florecer un negocio que prospera a costa de la desdicha de otros. Se trata de la venta de agua, que no es un comercio nuevo en un país donde aún hay comunidades, incluso sectores capitalinos, donde nunca han tenido agua.
Una de las medidas adoptadas por la Corporación del Acueductos y Alcantarillado de Santo Domingo y el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa) es la distribución del líquido mediante el alquiler de camiones cisterna. La semana pasada, el director de la CAASD, Alejandro Montás, anunció el aumento de la flotilla de camiones de 57 a 100.
Más del 90% de estos no pertenecen a la entidad, sino a empresas privadas a quienes les compran sus servicios.
La dinámica radica en que las empresas compran a la CAASD un ticket a un costo que oscila entre 60 y 100 pesos, con el mismo se dirigen a las diferentes tomas que tiene la entidad distribuidas en diferentes sectores a abastecerse de agua, la cual, en la mayoría de los casos, venden a 1,400 pesos cada viaje.
Pero ¿cómo distingue el ciudadano los camiones que tienen el deber de suministrarle agua gratuita, cuando se identifican como empresas privadas? O ¿quién vigila para que estos camiones lleven el líquido a los barrios más afectados que registra la CAASD?
Una muestra de que falta regulación se evidenció ayer, cuando elCaribe se enteró de que a las 10 de la mañana, el Depósito Regulador Partición Alto Sistema Valdesia-Santo Domingo, en el kilómetro 9 de la autopista Duarte, despachó varios camiones hacia el sector Pantoja. De inmediato, un equipo se trasladó al lugar, pero no se vio rastros de ellos. El precio de estos camiones puede variar según la capacidad de almacenamiento, entre 1,000 a 1,400 pesos.
