Doctor Alejandro Capellán

Una vida dedicada a la enseñanza de la anatomía y el ejercicio de la cirugía. El doctor Alejandro Capellán nació en Santiago en 1912. Tras estudiar en la escuela Normal de Santiago se traslada a Santo Domingo en 1929 para estudiar la carrera…

Una vida dedicada a la enseñanza de la anatomía y el ejercicio de la cirugía. El doctor Alejandro Capellán nació en Santiago en 1912. Tras estudiar en la escuela Normal de Santiago se traslada a Santo Domingo en 1929 para estudiar la carrera de Medicina. Inicia sus trabajos ese mismo año en la Clínica Mutual Española, que al ser destruida por el ciclón San Zenón pasó a llamarse luego Clínica Ibérica, situada en la calle Espaillat, entre El Conde y Las Mercedes.

Recibió su título de licenciado en Medicina y Cirugía en 1934 y al año siguiente inició su labor como monitor del Instituto de Anatomía de la Universidad de Santo Domingo.

En 1940 presentó sus exámenes para el Doctorado en Medicina junto a los médicos Manuel Felipe Pimentel, Mario Ravelo Barre y Gilberto Gómez Rodríguez. Tras obtener el Doctorado se convirtió en catedrático de Anatomía y Embriología. En esos años inicia su consultorio privado en la calle Hostos casi esquina Arzobispo Meriño, compartiéndolo con el doctor Tomás Pastoriza Valverde. Su ejercicio profesional lo inició como médico general, pero sus habilidades quirúrgicas, asociadas a sus grandes conocimientos de Anatomía, le llevaron a dedicarse en exclusiva a la cirugía, que ejerció con gran éxito en la ciudad de Santo Domingo. En el 1940 es nombrado médico interno del Hospital “Padre Billini”, dirigido en ese entonces por el doctor Francisco Moscoso Puello. En 1949 inicia sus labores en el Instituto de Oncología junto al doctor Heriberto Pieter. Se dedicó con gran entusiasmo a esta labor al punto que en 1953 renunció del Hospital Padre Billini para dedicarse exclusivamente a la cirugía en el Instituto Oncológico. Realizó miles de cirugías con excelentes resultados.

Pese a no haber estudiado fuera del país, su capacidad de aprendizaje, su disciplina y su dedicación le permitieron obtener grandes resultados quirúrgicos. Fue un cirujano consagrado y magnánimo, protector de sus pacientes y dedicado con fervor a ellos. Sus libros de texto eran de los grandes anatomistas franceses como Oberlin y Testut-Latarjet. Sus valores como ser humano se evidenciaron en una situación que surgió en 1949.

Un día le trajeron cuatro cadáveres para disección y estudios anatómicos con la recomendación de las autoridades de que fueran enterrados en fosa común al finalizar, cosa frecuente con cadáveres que no son reclamados. Al examinar los cadáveres, el doctor Capellán reconoció, pese al grado de quemaduras que presentaban, a un antiguo alumno suyo, Salvador Reyes Valdez. Esos cadáveres eran de los expedicionarios de Luperón. Los otros cadáveres eran de Hugo Kundhart, dominicano; Samuel Ramírez, nicaragüense, y Alfonso Leyton, costarricense. En un acto de valentía, el doctor Capellán decidió que esos cadáveres no se tocarían y los colocó en la parte más profunda de una pileta de formol, con la ayuda de un asistente, y durante 12 años los mantuvo en lo que él llamaba la “pileta sagrada”. En 1962, tras la caída del trujillismo, lo comunicó a las autoridades y sus familiares pudieron darles sepultura. También estaba al tanto de esta situación el doctor Napoleón Perdomo, subdirector del Instituto.

El doctor Capellán fue Maestro de la Medicina Dominicana, miembro de la Academia Dominicana de Medicina y del Colegio Dominicano de Cirujanos. En 1984, tras 49 años consecutivos como profesor de Anatomía en la Universidad de Santo Domingo y en la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña, fue puesto en retiro. Como homenaje, el Instituto de Anatomía de la UNPHU lleva su nombre, así como una de las salas de cirugía del Instituto Oncológico. Todos los que fuimos sus alumnos le recordamos con gran admiracion y gratitud.

Valentía
El doctor Capellán ocultó por 12 años los cadáveres de cuatro hombres asesinados por la tiranía trujillista durante la expedición de Luperón en el 49”.

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