Doloras y humoradas de Gógol

A juzgar por los ingredientes que concurren en la biografía de Gógol cualquiera pensaría que su obra se compone mayormente de páginas de intensa “fantasía infernal” y necrofílica (un poco parecidas a las de Poe, que era un hombre dominado,&#8230

A juzgar por los ingredientes que concurren en la biografía de Gógol cualquiera pensaría que su obra se compone mayormente de páginas de intensa “fantasía infernal” y necrofílica (un poco parecidas a las de Poe, que era un hombre dominado, obsesionado con la idea de la muerte). Abunda, por supuesto, el sentimiento de un grave malestar, un grave pesimismo, “lo misterioso y lo sobrenatural”, lo absurdo, lo grotesco, lo macabro, lo injusto, lo inhumano, pero también -como se ha dicho en otra entrega-, detrás de la mampara de sombras, desencanto, pesimismo, las obras de Gógol traducen casi siempre una ardiente simpatía por la humanidad doliente, y a falta de luces de esperanza hay grandes puntos luminosos. Hay puntos luminosos, por ejemplo, en la encantadora ingeniería macabra, en el estilo chispeante, caricaturesco, preñado de humor negro, en la densidad humana de sus novelas, dramas y relatos. La “fantasía infernal” (según la fórmula reduccionista que propone Vladimir Nabokov) no invade toda su obra, pero sí lo hace casi siempre el humor.

El uso del humor en la obra de Gógol es tan extenso y peculiar que, según explica Juan Antonio Cardete, provocaba entre los obreros y empleados de las imprentas donde se imprimían sus obras severos ataques de risa. Hay testimonios, “al parecer, hay recuerdos sobre los tipógrafos desternillándose de risa al preparar los textos para su publicación”. (“Gógol, el precursor”).

De hecho hay humor para todos los gustos, hay humor blanco, gris, negro, humor electrizante, hay veces en que el “el humor que transpira la obra es humor sano, que recrea el alma, sin dejar en ella una gota de amargura” y hay veces, muchas veces, en que “aparece el humor desgarrado, la sátira incisiva que flagela hasta sacar a la luz la entraña corrompida de los flagelados”… “Risa entre lágrimas”, por supuesto. (Adolfo Sánchez Vazquez, “Miseria y esplendor de Gógol”).

El humor de Gógol produce “un insospechado dibujo, aterrador y cómico, sombrío e inquietante, a pesar de la aparente jovialidad, de la risa que aletea en la superficie”. (Víctor Gallego, “El universo inestable de Gógol, en su Bicentenario”).

El humor de Gógol no es superficial, no es inocente, no existe en estado puro, “se mezcla con la melancolía, la sátira con la compasión, la risa con la reflexión, etc. Todo esto hace que se produzca en el lector una mezcla de risa, llanto y confusión que podrá agradarle o desagradarle pero que en ningún caso y como en toda gran obra literaria, le dejará indiferente”. (Santiago Simón Cabodevilla, “Novelas petersburguesas…”).

Para Alfredo Hermosillo “Los recursos narrativos de Gógol son, en gran parte, lo que puede llamarse un simple juego cómico. Sin embargo, en Gógol nada es lo que parece. Nada hay en él de simple, pues sus recursos literarios son exquisitamente complejos. Nos dice el profesor Lotman que la sátira de Gógol es humana; que según éste, el hombre conserva, aun en los peores momentos y a pesar de que el mundo es horrible, una chispa de humanidad en lo más profundo de su alma; que Gógol dio un alto valor al género de la comedia y un papel protagónico a la risa dentro de su obra. Sostiene Lotman que Nikolai Gógol no estaba de acuerdo en que provocar la risa del lector es una trivialidad y un simple divertimento… la risa destruye la pesadilla del burocratismo y la mezquindad. La risa es el juicio moral del autor ante la maldad que reina en el mundo (Lotman, 2001: 180-190)”. (“En el nombre de Gógol).

“Gógol -dice Marc Slonim- utiliza el humor como arma satírica, expone la realidad a través de lo grotesco y hace surgir los sueños y las visiones fantásticas de las situaciones cómicas” (“La literatura rusa”).

Sí, el humor de Gógol es un arma, un arma de doble filo, una estrategia, el humor de Gógol mueve a la risa o a la sonrisa e induce a pensar, conduce a reflexionar, mortifica a los culpables, pone en evidencia sus bellaquerías, desacredita la permanencia de un poder abusivo, socava la base del poder.

Todo apunta a que Gógol tenía del arte un concepto redentor, una fe ciega en su capacidad de influir en la educación de los sentimientos, un poder mesiánico para regenerar al llamado ser humano.

Adolfo Sánchez Vazquez considera que “Gógol sobreestima la importancia del arte como medio de regeneración moral, individual, pero es indudable que tiene clara conciencia de las relaciones entre el arte y la realidad, y del papel extraordinario que debe jugar como medio de educación social. (“Miseria y esplendor de Gógol”).

Y lo cierto es que Gógol, que gozaba del favor y desfavor, de la atención de un gran público -y que a nadie dejaba indiferente-, provocó graves crisis de conciencia en la sociedad, influyó y en gran parte determinó, junto a otros escritores rusos de la época, grandes transformaciones sociales como, por ejemplo, la liberación de los siervos.

El humor, humor vitriólico, corrosivo, humor brujo y somormujo, era un arma de persuasión masiva en manos de Gógol. El humor mueve montañas, como dice la Biblia.
Gógol en la historia

En cuanto al juicio que la historia ha dado sobre este sufrido escritor, hay uno que me parece tan conmovedor como justiciero:

“Es imposible considerar la literatura rusa sin tener en cuenta la importancia de la figura de Nikolái Gógol. En el curso de una carrera sorprendentemente corta, que duró unos diez años desde sus primeras publicaciones hasta el inicio de su último descenso a la locura, Gógol, un escritor originario de Ucrania (…) lograría la transformación de la literatura rusa, encauzándola en la dirección en la que, tanto la literatura rusa como la mundial, se dirigiría en los siguiente 150 años. Ademàs de su influencia directa en autores rusos posteriores (Nabokov, por su parte, lo llamó ‘el más grande artista salido de Rusia’), la obra de Gógol puede situarse entre los textos fundacionales de muchos movimientos literarios contemporáneos. Grotesco y surrealista, uno de los primeros autores que utilizó el inconsciente como fuente de inspiración literaria, Gógol es a un tiempo un clásico indiscutible de la literatura mundial, así como increíblemente moderno en su entendimiento de la condición humana, anticipándose a la obra de autores como Joyce, Bulgákov y Kafka. (Guillermo Lorn, “Cuentos completos de Nikolái Gógol”). 

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