Domingo Liz: el legado de un maestro

Recientemente, y en el marco de la vigésima séptima edición de la Bienal Nacional de Artes Visuales, se inauguró la muestra “Domingo Liz: Mirada de fuego/Esculturas de silencio/Retrospectiva in memoriam”. Una muestra que deviene más que como&#823

Recientemente, y en el marco de la vigésima séptima edición de la Bienal Nacional de Artes Visuales, se inauguró la muestra “Domingo Liz: Mirada de fuego/Esculturas de silencio/Retrospectiva in memoriam”. Una muestra que deviene más que como homenaje al ilustre maestro de todos los tiempos, como legado a ésta y a las futuras generaciones.

Hablar de Domingo Liz es referirnos a una de las figuras más elevadas del arte nacional, latinoamericano y caribeño. Su propia obra legitima su capacidad creativa y qué decir de su genial personalidad. Sobrio en ocasiones, dejaba surtir efecto un lenguaje terso en el que bastaba solo aportar los oídos para favorecerse de su conocimiento.

A veces esperamos que entre las obras de un artista existan vínculos, lo que no ocurre en la producción visual de Domingo Liz. Difícilmente una de sus creaciones se asocie con otra. Más claramente, sus esculturas nada tienen que ver con su pintura, excepto que son realizadas por la misma mano e intelecto. Cada una adopta su propio modo de expresión. Liz comentaba que “son dos medios, dos lenguajes diferentes y posiblemente vivencias y realizaciones diferentes”.

Entre las obras de la exposición se abre un abanico de posibilidades en el universo perceptivo, pues nos permite estudiar, analizar, conocer y disfrutar la forma de ver y sentir el mundo de un ser de características especiales. Sus piezas son auténticas, no sólo en cuanto a los elementos técnicos que la configuran, sino por su contenido.

Sus figuras no siguen los modelos impuestos por la academia, sin que esto le impidiera ejercer su función con academicismo, pero a su manera, disponiendo cada detalle a su antojo y logrando así un universo que de tenerlo en frente es fácil de atribuírsele.

Entonces, para entender sus representaciones, basta tomar en cuenta lo que él mismo decía: “Si quieres una manifestación del hombre y admirarla, tienes que ver su expresión completa, su mundo  completo, su realidad completa”. Hay que ver la exposición abierta al público hasta noviembre en la Galería de Bellas Artes.

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