El Dominicano y Quisqueya, 47 años después

Hace 47 años, a principios del 1965, la Asociación de Estudiantes Dominicanos en Monterrey, México, con la orientación…

Hace 47 años, a principios del 1965, la Asociación de Estudiantes Dominicanos en Monterrey, México, con la orientación y el trabajo como editor de Dinápoles Soto Bello, publicó primero, fotocopiando hojas preparadas a maquinilla, el periódico “El Dominicano”, al cual, después de su único número y luego de conseguir algunos anuncios publicitarios, se le cambiaron tanto el formato como el nombre, éste al de “Quisqueya”; del que editados en imprenta salieron al público cinco números, siempre bajo la dirección del mencionado editor, quien estudiaba en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) junto a un numeroso grupo de dominicanos.

Con ideas de difundir y dar a conocer en el medio en que estábamos aspectos de la historia, la literatura y otros datos de la República Dominicana, “Quisqueya” se puso en marcha y fue bien recibido por estudiantes y profesores del mencionado instituto de esa época.

Soto Bello escribió la columna sobre la literatura dominicana, y la de “Curiosidades”, y tanto él como Francisco Villalba Rosario se encargaron de los editoriales; José Ramón Bonilla Almonte publicó los poemas “Madre campesina”, “Hacia dónde vas Santo Domingo” y “Mi novia inolvidable”; Marcos Taveras Badía hizo un buen enfoque en su artículo “Luces y sombras” y Francisco Villalba Rosario relató “El Grito de la Puerta del Conde” como la proclama de la independencia dominicana. También en “Quisqueya” José Ramón Bonilla Almonte escribió un buen artículo sobre “Operaciones fundamentales en la exploración del espacio”; Miguel Gil Mejía escribió sobre “El desarrollo del beisbol moderno en Santo Domingo” y sobre “La fórmula y el concepto”; Gustavo Alba Sánchez hizo la columna de “Máximas y Mínimas” con datos muy interesantes, y profesores del ITESM publicaron muy buenos artículos referentes a “La función de la cultura”, “El ser social y la educación” y “Entendamos el cine”.

En noviembre del 1965, Máximo Noboa enfocó en “Quisqueya” la función social de la empresa en las comunidades donde están ubicadas o tienen su base de operación, mencionando también la corrupción administrativa que desde esos años ya existía en países de Latinoamérica, y reclamó “que las empresas concedan participación y mejoría a la clase trabajadora, ya que la participación conduce hacia la paz social y la paz es la consecuencia de la justicia”.

“Quisqueya” fue un periódico estudiantil que logró buena aceptación y en él no sólo colaboraron los estudiantes dominicanos, sino, también, profesores y estudiantes del ITESM relacionados con aquellos. Entre los estudiantes recordamos a Carlos Meyer y Epifanio Sánchez Tirado (mexicanos), y entre los profesores a Lucy Villalón, Giancarlo Von Nacher (de Historia Contemporánea) y Abraham Alfaro (de Historia de la Cultura).

“Quisqueya” no pudo seguir publicándose por razones que ignoramos y su último número denominado “Extraordinario”, de abril del 1966, salió en defensa del periódico “El Quijote”, patrocinado por un grupo estudiantil del mismo nombre, que creó un gran revuelo al quejarse de que en el ITESM se desatendía el aspecto de la formación humana del hombre. En ese número de “Quisqueya” Soto Bello escribió un recordado editorial titulado: “El Quijote apunta claro: Guerra a la enajenación”, Eulogio Santaella escribió un artículo titulado “El padre Ibarra y El Quijote” reseñando una conferencia dada por ese sacerdote y organizada por aquel grupo, con nutrida asistencia, y en la cual planteaba la necesidad de que los estudiantes se interesasen por los problemas sociales, y finalmente la redacción del periódico publicó una reseña de los acontecimientos con el título “Los hechos vistos por Quisqueya”.

Cuarenta y siete (47) años después, varios de los antes mencionados estudiantes dominicanos que escribieron en “El Dominicano” y en “Quisqueya”, junto con el también exatec Pedro Conde Sturla, son distinguidos escritores y brillantes profesionales que escriben en el periódico elCaribe en forma regular u ocasional, profesores universitarios, empresarios exitosos o consultores empresariales.

El Directorio de “Quisqueya” estaba compuesto de la siguiente manera:
Consejo de Dirección: Francisco Villalba Rosario, Gustavo Alba  Sánchez, Michael H. Roy (haitiano).

Jefe de Redacción: Dinápoles Soto Bello.

Redactores: Eulogio Santaella, Carlos Meyer (mexicano), Miguel Gil Mejía, José Ramón  Bonilla Almonte.

Publicidad: Máximo Noboa.

Tesorería: Norma Castillo.

Fotografía: Ing. Ramón Olivier.

Relaciones Públicas: José E. Cruz P.

Mecanografía: Rafael Báez, Luis Arthur Sosa.

Supervisión de impresión: Víctor  Concepción.

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