Washington. Ahora que se enfoca en la elección general, Donald Trump está dando señales de que está listo para bajar el tono de su crítica a la inmigración no autorizada, al menos a puertas cerradas.Al mismo tiempo, funcionarios republicanos parecen están ansiosos de encaminarlo hacia una dirección más moderada, diciendo a hispanos que él ha abandonado la promesa divisiva que proponía durante las elecciones primarias de deportar a casi 11 millones de inmigrantes que viven sin autorización en el país, aun cuando Trump no ha dicho esto públicamente.
“Trump ya ha dicho que no va a haber deportaciones masivas”, dijo Helen Aguirre Ferre, directora de comunicaciones para medios hispanos del Comité Nacional Republicano, a reporteros de prensa hispana durante la convención republicana. En vez de eso, agregó, “él se enfocará en deportar indocumentados violentos que tienen antecedentes criminales y viven en el país”.
Es una declaración que podría sorprender a muchos seguidores leales de Trump, muchos de los cuales se sintieron atraídos inicialmente a su campaña a raíz de su postura sobre inmigración y seguridad fronteriza. Trump ha prometido construir un muro en la frontera con México y crear una manera de rastrear y deportar a todos los que viven en el país de manera sin permiso de residencia.
“Vamos a tener un equipo encargado de deportación, y vamos a hacerlo de manera humana”, dijo Trump en una entrevista televisiva el otoño pasado. En otra entrevista, calculó que el proceso podría tomar entre 18 meses y dos años.
Pero quienes quisieran que el candidato republicano a la presidencia fuera en una dirección más inclusiva dicen que Trump ha dado entrever que ya no respalda ese plan. Como evidencia, señalan varias oraciones vagas en entrevistas que Trump dio a principios de este mes a Bloomberg News, durante su visita a Escocia para visitar sus campos de golf.