Dos Papas, una Iglesia, una oportunidad

Nadie podía imaginar a un Papa en ejercicio, el jefe de la Iglesia Católica, reunido con un “Papa saliente”, en este caso, un Papa emérito, una situación inédita en la historia del catolicismo.

Nadie podía imaginar a un Papa en ejercicio, el jefe de la Iglesia Católica, reunido con un “Papa saliente”, en este caso, un Papa emérito, una situación inédita en la historia del catolicismo. La condición de emérito no es sin embargo nueva en esa antigua institución, porque ese grado se les concede a los obispos y párrocos que dimiten al cumplir la edad límite, pero conservan ese estatus especial, que les garantiza techo, manutención y apoyo. Tiene como antecedente el tratamiento que recibían en la antigua Roma soldados muy meritorios.

Benedicto XVI, el ser humano Joseph Ratzinger, no dimitió compelido por la edad, como se obligan los obispos, sino por sus convicciones, después de profundas cavilaciones acerca de su desempeño y las graves misiones que debía cumplir. Nos hizo descubrir que si bien los Papas han sido vistos como expresión de Dios en la tierra, son seres humanos, sometidos a sus  circunstancias.

Ratzinger y Jorge Bergoglio se reunieron como dos líderes. Un fuerte abrazo bajo la expresión de Francisco: “Somos hermanos, rezamos juntos”. Un encuentro de dos seres humanos que tienen mucho que contarse. La magnífica e histórica oportunidad de pasar balance. Una entrega que nos revela sus trascendentes dimensiones. Guías de la fe que pueden ayudar a sus fieles a percibirlos desde otras perspectivas.

Ambos han hecho votos de humildad. ¡Qué acto más extraordinario que la renunciación de un Papa! Que proclamó su retiro para pasar a ser un simple siervo del Señor. Y Francisco, que anuncia su compromiso con los desvalidos, con los más pobres. Carga con la pesada herencia de una Iglesia que requiere renovación y reencontrarse con un liderazgo fuerte que la libere de dolorosas desviaciones de algunos de sus miembros.

Que todo esto haya ocurrido en tiempos propios para la renovación espiritual, es una nueva señal para su Iglesia, que tiene tantos retos en estos complicados tiempos. Dos Papas, una Iglesia, magnífica oportunidad.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas