Duarte, el Cristo de la libertad

En 1950, a 74 años de la muerte en Caracas, Venezuela del justo (Juan Pablo Duarte) el 15 de julio de 1876,  sobre la que él bautizó como República Dominicana, pesaban ya poco más de 20 años de férreo reinado dictatorial del generalísimo…

En 1950, a 74 años de la muerte en Caracas, Venezuela del justo (Juan Pablo Duarte) el 15 de julio de 1876,  sobre la que él bautizó como República Dominicana, pesaban ya poco más de 20 años de férreo reinado dictatorial del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo, cuyo régimen se encontraba en pleno esplendor y en su mejor momento.

Conocido y llamado por el pueblo como “El Jefe” Trujillo, militar de espíritu guerrerista, era un confeso Santanista que llegaba a creerse la reencarnación de la época del también general Pedro Santana, a quien promovía y exaltaba por encima de Duarte y los demás padres de la Patria que habían sido designados por Lilís, en el 1893.

Balaguer, con 44 años de edad, se desempeñaba como secretario de Estado de Educación de Trujillo; con esa condición o más bien a pesar de ésta, escribe y publica la que es considerada la mejor biografía de Duarte. En abierto desafío a un régimen que no toleraba literatura que le contrariaran o le fueran adversas en cualquier materia, so pena de la desgracia permanente o hasta de la muerte, el patricio recibe del autor el mayor de sus títulos al ser llamado por éste “El Cristo”.

Valientemente Balaguer no sólo sacó a Duarte de la gaveta de la historia donde lo guardaban los conservadores de siempre y la dictadura, sino que lo encumbró como nadie hacia el misticismo y la divinidad haciendo un paralelo extraordinario de la vida del patricio con la del redentor de la humanidad.

El Cristo de la libertad no sólo dio la justa dimensión a Duarte como apóstol creador de la dominicanidad, único y verdadero Padre de la Patria. Además de destacar los dotes de su polifacética figura de filósofo, poeta, políglota, espadachín, matemático, músico, dibujante, filántropo, militar, político, diplomático y maestro, sino que al mismo tiempo remenea los altares y baja del pedestal a Pedro Santana, como podemos comprobar en las siguientes dos citas:

“En la obra de Duarte no asoma ningún interés personal que la rebaje o la mancille. En la de Santana, en cambio, existe siempre algo ruin, propio de un mercenario o propio de un ambicioso.  Aun si se admitiera que negoció la anexión para salvar al país de las invasiones haitianas, queda siempre al descubierto en su conducta el pago que exige el mercader o el que recibe quien realiza una operación onerosa: un hombre de más altura hubiera desechado el título de marqués que se le ofreció por la venta y la investidura de capitán general con que se premió su servilismo”.

“Santana incurre en el error de apartarse de esa vía y de imponer a sus compatriotas, contra las lecciones de la historia, la misma solución de 1809: tremenda falta de sentido político al mismo tiempo que testimonio irrecusable de insensibilidad patriótica”.

El Balaguer historiador, en el inicio de la quinta década de su nonagenaria existencia desnuda su profunda fibra patriótica y devoción duartiana; las mismas que se manifestarán en sus seis períodos constitucionales de gobierno democrático. El Balaguer presidente como gobernante legó innumerables testimonios en obras de infraestructuras que perpetuaran la labor de rescate de la figura de Duarte que inició con “El Cristo de la libertad”: El Centro Olímpico, la Plaza de la Cultura, la ampliada autopista que une el Distrito Nacional con el Cibao y muchas otras grandes obras de su administración, fueron designadas con el nombre de Juan Pablo Duarte; ordenó colocar estatuas y bustos del patricio en todo el territorio nacional, destacándose el busto colocado en la entrada de Santo Domingo en la Autopista Las Américas y las estatuas de New York, Santiago de los Caballeros y del Altar de la Patria.

La conmemoración este año del Bicentenario del natalicio de Juan Pablo Duarte Diez hace propicia la ocasión para leer o re-leer el Duarte que Balaguer retrató, rescató y exaltó; en la especie de Nuevo Testamento del nacimiento de la Patria y la historia de la vida de nuestro Cristo libertador.

La Fundación Joaquín Balaguer, con el patrocinio de la Liga Municipal Dominicana (LMD), pondrá en circulación la vigésima edición de esta obra, con una tirada de 10,000 ejemplares que serán donados en todo el país,  lo que facilitará conocer doscientos años después de su nacimiento a Duarte, el Cristo que parió nuestra libertad y fundó la República Dominicana.
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El autor es legislador desde el año 1994 y miembro colaborador de la Fundación Joaquín Balaguer, Inc.

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