La ley de partidos

El presidente de la Junta Central Electoral (JCE) se empantalonó ayer y proclamó que  basta de consultas y compromisos sobre la ley de partidos. En su discurso en el seminario “Elecciones Primarias en América Latina y República…

El presidente de la Junta Central Electoral (JCE) se empantalonó ayer y proclamó que  basta de consultas y compromisos sobre la ley de partidos.

En su discurso en el seminario “Elecciones Primarias en América Latina y República Dominicana, Experiencia, Balance y Perspectiva”, el doctor  Roberto Rosario responsabilizó frontalmente al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) de que la ley de partidos no se haya aprobado y pidió al presidente de la República Danilo Medina  que cumpla su promesa de campaña de impulsar la propuesta.

La realidad es que nadie se explica por qué los partidos con representación congresual no asumen seriamente la discusión de una ley que ponga régimen, por no decir freno, al ejercicio de la política de una forma en que no se respetan reglas y todo puede ser válido.

Los partidos no terminan de darse cuenta de que están cavando la sepultura del sistema político si no cambian su proceder, no sólo en lo que concierne al manejo interno, sino a las implicaciones del desempeño del poder como herramienta de dominio frente a sus competidores.

La Constitución de la República establece en el artículo 216 que los partidos deben “sustentarse en el respeto a la democracia interna y la transparencia, de conformidad con la ley”. Esa ley  debe ser acorde con estos tiempos, que ayude a fortalecer el sentido del contrapeso en el sistema democrático.

Todo el país sabe que no existe la más mínima estima al acápite 2) del artículo 216 que establece la responsabilidad de los partidos de “contribuir, en igualdad de condiciones, a la formación y manifestación de la voluntad ciudadana, respetando el pluralismo político mediante la propuesta de candidaturas a los cargos de elección popular”.

La realidad es que la “igualdad de condiciones” es una ficción, y que quienes están en el poder obran en atención a sus conveniencias, sean morados, blancos o colorados.

Tiene valor y sentido el llamado de Rosario al liderazgo político, y en particular al presidente Medina, para que propicien las condiciones para aprobar una ley de partidos, justa y moderna. Por demás, es parte de un pacto que ya ni se menciona. l

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