La Ley Dominicana de Educación No. 66/97 hace expresa que “La Educación es un derecho permanente e irrenunciable del ser humano. Para hacer efectivo su cumplimiento cada persona tendrá una educación integral que le permita el desarrollo de su propia individualidad y la realización de una actividad socialmente útil; adecuada a su vocación y dentro de las exigencias del interés nacional o local, sin discriminación de raza, de sexo, de credo, de posición económica y social o de cualquier naturaleza”. Claramente expresado desde los Derechos Humanos. El curriculum educativo, explica la intención de: “formar seres humanos para el ejercicio pleno de sus derechos y deberes para la transformación social basada en la justicia, la paz y la democracia participativa, de manera que procure la eliminación de los privilegios y la opresión de minorías sobre mayorías”.
Para el año escolar 2011-2012 se anunció la tanda única (horario extendido) en 20 centros educativos, exhibiendo con orgullo el que los niños tienen garantizados el desayuno y el almuerzo, además de que las madres pueden trabajar tranquilas porque están bien cuidados. Esto no garantiza la educación gratuita y de calidad a que tienen derecho. Además, todavía hay muchos niños que se quedan cada año fuera de las aulas. El país estuvo inmerso en una lucha fuerte demandando el cumplimiento de lo establecido en la ley en relación al financiamiento. La mayoría de los ciudadanos se involucró en esa lucha de reclamar lo que de ley estaba aprobado, pero que no se asumía: el 4% del producto interno bruto para la educación pre universitaria.
Una vez aprobada esta promesa, y en medio de un proceso de consulta de todos los actores del sector educativo, se firmó el Pacto Educativo, por el periodo 2014-2030. Esto hizo que la educación comenzara en mejores condiciones para el año escolar 2014-2015. Uno de los programas más promovidos y aplaudidos ha sido el de “Quisqueya Aprende Contigo”, que tiene como objetivo alfabetizar a los adultos y jóvenes que aún no saben leer y escribir. El apoyo que ha dado la ciudadanía, integrándose masivamente como capacitadores y motivadores del proceso, es encomiable. Los beneficiados esperan por la segunda fase de su formación y así poder acceder al mercado productivo y que se traduzca en mejoría de su calidad de vida.
