El Dralion que encendió Puerto Rico

San Juan, Puerto Rico. Una vez más, el Cirque du Soleil vuelve a “robársela” con la creación de los espectáculos que dejan al espectador con la boca abierta.

San Juan, Puerto Rico. Una vez más, el Cirque du Soleil vuelve a “robársela” con la creación de los espectáculos que dejan al espectador con la boca abierta.

La presentación de Dralion en el Coliseo de Puerto Rico, al que el empresario Saymond Díaz invitó a un grupo de periodistas dominicanos, es de por sí una apuesta segura a calar en el gusto de los dominicanos.

Primero, hay que señalar que no es un espectáculo corto, esta vez, el circo se extendió por casi dos horas y media, que transcurren sin que el aburrimiento se apodere del espectador. Todo el show es como dar un paseo a través de la milenaria cultura oriental, y no precisamente por los tradicionales cirqueros chinos, sino por los temas a los que se recurren en este impresionante montaje.

El tema de la vida se deja entrever de una forma llana, sólo visual. Pero no es el único, los cuatro grandes elementos que la componen están presentes en cada escena, cada cual a su tiempo y quedando claros para el espectador a través del vistoso colorido de sus trajes.

Así que podrá ver como el elemento aire queda en evidencia mediante el azul, mientras que el verde muestra el agua, indudablemente el fuego tenía que ser un baile salpicado de mucho rojo y un ocre tendría a su cargo la tierra. Luego están los diferentes símbolos propios de la cultura oriental, los temidos dragones, que tradicionalmente han simbolizado el Este y el león, a quien se le ha atribuido el Oeste.
Es también esa lucha del hombre y la naturaleza, tratando de armonizar, ser uno y a la vez encontrándose enfrentados.

Una parte que gustó mucho fueron las intervenciones cargadas de humor, las cuales estuvieron  a cargo de los payasos. No piense en esas coloridas pelucas, chillones maquillajes, la nariz roja y usan exagerados zapatos. Son personajes que se burlan del público, de ellos y cuando ya no encuentran de qué más hacerlo, entonces parodia el mismo espectáculo.

Este es un espectáculo que todo el amante del arte pues no puede perderse, porque no se trata de un circo cualquiera en el que solo se ven malabares, acrobacias, trapecistas y contorsionistas. Cirque Du Soleil  es mucho más que eso, es toda una cultura, es un espectáculo de danza, de teatro, de música, de mezcla de culturas, puesto que su repertorio incluye canadienses, argentinos, españoles, australianos, chinos, japoneses, húngaros, rusos, bielorusos, estadounidenses y brasileños.

Hay que estar presente para ver  la participación de los chinos saltando la cuerda, simplemente sensacional. Pero los aros no se quedan atrás y qué decir de la apertura, el equilibrio y balance expresados en la piel femenina. Hay que verlo para creerlo y escucharlo también, porque si bien es cierto que los performances son sobrecogedores, no menos cierto es que la banda de música y las voces en vivo por momentos te hacían pensar que aquello no era real, que de un momento a otro saldría el Sombrero Loco, el conejo blanco, la oruga, el gato y Alicia buscando una salida.

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