El Gobierno responde a Mejía

Los gabinetes de comunicación de los sectores energético y económico del Gobierno responden un escrito del ex presidente Hipólito Mejía publicado ayer en El Caribe titulado “Sector eléctrito y los engaños del PLD”. A continuación la respuesta,

Los gabinetes de comunicación de los sectores energético y económico del Gobierno responden un escrito del ex presidente Hipólito Mejía publicado ayer en El Caribe titulado “Sector eléctrito y los engaños del PLD”. A continuación la respuesta, titulada “Sector eléctrico, endeudamiento y subsidio a los pobres”:

Técnicos que laboran con el ex presidente Hipólito Mejía  le hacen creer al candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano, y él así lo repite, que la administración del presidente Leonel Fernández ha auspiciado un desastre en el sector eléctrico y que la inversión en infraestructura ejecutada por la actual administración no tiene ningún impacto político y social.

La primera, de un legajo de falsedades que pusieron a repetir a Mejía, tiene que ver con los compromisos contraídos por el Estado dominicano con los organismos multilaterales, que los atribuye al financiamiento del sector eléctrico. Los asesores del ex presidente desconocen que la deuda pública total del Gobierno se ha reducido en términos relativos, al tiempo que ha mejorado la composición de la misma.

Como todas estas informaciones están a disposición del público en el Ministerio de Hacienda, la gente sensata podrá confirmar quién miente al país. Veamos: De 2004 a 2010, la deuda pública total bajó 44.4 por ciento con relación al Producto Interno Bruto (PIB), mientras la deuda externa del Gobierno descendió de 24.4 por ciento del PIB, que estaba en 2004 a 19.3 el año pasado.  La otra parte de la deuda es del Banco Central (9.1 %), absorbido por el gobierno como parte del rescate bancario de la crisis de 2003, que Hipólito Mejía y sus funcionarios complicaron en grado sumo, llevando al colapso la economía dominicana, al extremo de que el peso dominicano perdió valor.

República Dominicana no podía tener acceso a la banca comercial extranjera y a los mecanismos de financiamiento exterior  porque el señor Mejía  se encargó, con su desconocimiento sobre la economía, de cerrar las puertas del sector público y privado. Cuando abandonó el poder, Mejía dejó la deuda externa comercial en 8.7 por ciento, mientras el gobierno del presidente Fernández y del Partido de la Liberación Dominicana la redujo a 4.1 del PIB.

Mientras su gobierno tomaba prestado sin ton ni son sin una estrategia de inversión que mejorara la calidad de vida de las personas, desde que la actual administración pudo generar confianza en los inversionistas internos y externos, los desembolsos provinieron de instituciones oficiales u organismos multilaterales, con plazos promedio de regago de 16 años y tasas promedios de interés del 2.5 por ciento anual. El servicio solo de la deuda externa, calculado sobre los ingresos corrientes, se redujo de 24.5 por ciento a 14.5 por ciento desde 2004 hasta 2010.

En lo que tiene que ver con ese mismo tema del servicio de la deuda, al ex presidente Mejía no le dicen la verdad. Y es que el servicio de la deuda del gobierno bajó de 34.7 por ciento de los ingresos corrientes en 2004, a 29.2 por ciento en 2010, excluyendo el pago de intereses al Banco Central debido al rescate bancario.

Como si este pueblo fuera olvidadizo, Mejía quiere confundirlo con sus fábulas entrando a un terreno del que no domina. Por ejemplo, el pago de los intereses sobre el total de los ingresos se redujo también de 10 por ciento que encontramos en el 2004 a un 4.7 por ciento, mientras que el mejoramiento del perfil de la deuda externa ha permitido que el pago del principal haya bajado de un 14.5% cuando se inició esta administración  a un 9.8 por ciento de los ingresos corrientes en el 2010.

En resumen, señor Mejía, usted es el único responsable de que el país  haya caído en el descrédito nacional e internacional que jamás haya experimentado la nación, pues si usted no recuerda, República Dominicana alcanzó en su gobierno la más alta tasa de inflación de América Latina; la mayor devaluación del peso en la historia nacional; un crecimiento económico negativo; déficit fiscal; atrasos en el pago de la deuda externa; exorbitante aumento de la deuda externa sin que la población, siete años después, pueda verificar para qué se tomaron esos préstamos y la caída brusca de las reservas internacionales como colofón.

DEL SECTOR ELéCTRICO Y OTRAS FáBULAS. El equipo de asesores del señor Mejía trata de engañar a la opinión pública al atribuir el incremento del subsidio al sector eléctrico a la no regulación por parte nuestra y a la falta de mejoraría en ese ámbito, lo que más adelante quedará demostrado con la verdad, que tarde o temprano se impone.

Lo que el ex presidente Mejía y sus asesores quieren esconder es la realidad latente que se erige como amenaza para la economía dominicana, y contra cualquier administración, y son las fluctuaciones de los precios del petróleo en los mercados internacionales, que ha obligado al gobierno central a subsidiarlo para disminuir el impacto a las familias pobres y de clase media. Ese factor es el que ha contribuido de manera significativa a que el servicio eléctrico se haya encarecido,  al extremo de que de 470 millones de dólares el subsidio, pasará a 1 mil millones de dólares en ese renglón de la economía.

Se calla el señor Mejía que este gobierno, con la finalidad de proteger a los hogares, absorbió durante un tiempo buena parte de los incrementos de los combustibles, acumulando una deuda de 2 mil millones de pesos con la Refinería Dominicana de Petróleo, al no traspasarle todo el incremento experimentado por el petróleo.

El sector eléctrico dominicano ha experimentado un gran avance en cuanto a expansión en energía servida, la formalización de clientes no regulados, el desmonte del Programa de Reducción de Apagones; en la gestión comercial de las empresas distribuidoras que han reducido las pérdidas permitiendo incrementar el volumen de energía facturada en un 56 por ciento. En el año 2004, cuando el señor Mejía dejó el gobierno, se facturaba 4,621.4 GWh mientras que al 2010 ese volumen llegó a 7,187.3 GWh.

¿A qué se debió ese incremento? Efectivamente, al aumento en la energía servida pero también a la notable reducción de las pérdidas de energía, que pasaron de 43 por ciento en 2004 a 35 por ciento en 2010.

Los malos manejos y la ineficiencia solo se pueden atribuir a una administración donde el presidente no tenía agenda ni sabía qué hacían sus funcionarios, por lo que ahora le ponen a decir cosas que no son. Las recaudaciones de las empresas distribuidoras, por ejemplo, eran de 738.3 millones de dólares cuando Mejía dejó el gobierno. Al año pasado, esas recaudaciones ascendieron a 1 mil 216.2 millones de dólares, datos que son comprobables y que están a disposición de los asesores del candidato del PRD.

Ese avance en las cobranzas por parte de las distribuidoras tiene dos razones. Uno tiene que ver con mayor cantidad de energía facturada y a la mejoría de la gestión de los cobros de cada peso facturado. El hecho de que la tasa de cobranza haya pasado de 81 por ciento en 2004 a 91 por ciento en 2010, significa que el candidato del PRD fabula cuando habla de desorden en ese renglón de la economía. La combinación de pérdidas y cobros, el denominado CRI (cash recovery index), permanentemente monitoreado por organismos multilaterales, aumentó de 13 puntos, al pasar de 46, en 2004 a 59 en el 2010.

Mejía promete lo que no hizo cuando fue presidente de la República, al decir que si ganase las elecciones diversificaría el parque de generación eléctrica, usando fuentes alternativas más limpias.

Cuando el candidato del PRD dejó el poder, la matriz de generación utilizando derivados de petróleo era de 60 por ciento y solo el 8 por ciento era procedente de gas natural. El año pasado, los combustibles líquidos redujeron su participación  al 46 por ciento y el gas natural la incrementó al 27.2 por ciento, fruto de la conversión de plantas a gas y debido a la concreción de contratos de compra de energía por parte de las distribuidoras haciendo aprovechamiento de dichas instalaciones.

La planta AES y su estructura de regasificación, con una inversión de 500 millones de dólares, cuya atracción y firma de contrato se produjo en la primera administración del presidente Leonel Fernández es un ejemplo de gestión. No solo hemos impulsado la construcción de Pinalito, con 50 megas, La Placeta, Monte Grande, sino que en la actual administración se produjo la potencialización de Laesa, en Pimentel, con un motor adicional de 30 megas.

EL ACUERDO DE MADRID. Como bien planteó en su discurso el presidente Leonel Fernández, si el gobierno del PRD no hubiese firmado el Acuerdo de Madrid, no se habría estancado la inversión privada en las áreas de generación y distribución, y no habría sido necesario realizar el nivel de transferencia de fondos que durante los últimos años se ha tenido que hacer a la CDEEE, que desde 2005 hasta el 2010 fue de 158 mil millones de pesos.

Con la torpeza que caracteriza al perredeísmo, Mejía trata de echar lodo al Acuerdo de Petrocaribe, un convenio solidario entre Venezuela y República Dominicana, que se hizo en el marco de una volatilidad en los precios del petróleo, que ha garantizado la estabilidad económica y la paz social del país a que aspira todo dominicano. Si hay algunos retrasos en la estrategia para avanzar con erradicar del país los apagones se debe a los problemas generados con esos contratos.

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