Elecciones y “elecciones

Durante muchos meses, previo a las recientes elecciones venezolanas, la llamada “comunidad internacional” estuvo satanizando el proceso sobre la base de infundadas “previsiones” de que el chavismo organizaba un fraude para robarse esos comicios.&#

Durante muchos meses, previo a las recientes elecciones venezolanas, la llamada “comunidad internacional” estuvo satanizando el proceso sobre la base de infundadas “previsiones” de que el chavismo organizaba un fraude para robarse esos comicios. Sin embargo, los resultados evidenciaron que se trataba de mentiras con el propósito de continuar minando la imagen del Gobierno. La comunidad latinoamericana, a la cabeza de la cual se encuentra un canalla que ahora dirige la OEA, ha sido muy tímida al reconocer el esfuerzo de preparar unos comicios confiables cuyos resultados adversos fueron reconocidos de inmediato por el bloque oficialista, pese a evidencias de que fue la oposición que cometió irregularidades.

Es sintomático que esa comunidad, con la excepción de Unasur, haya sido tan poco elegante frente a los organizadores del proceso venezolano, mientras el mismo día de las “elecciones” en Haití se pronunciaba alabando lo que no pasaba de ser una comedia en la cual participó menos del 20% de la población con derecho al voto. Pero, además, mientras algunas naciones grandes tienen en agenda permanente el tema Venezuela, apenas se deja sentir frente a las violaciones a los principios democráticos en Haití, cuyo Gobierno ha maniobrado para obstaculizar las elecciones, a pesar de que ese país está prácticamente bajo un fideicomiso disfrazado. Para la comunidad internacional tiene más sentido institucional la permanente posposición de los comicios haitianos que la determinación del chavismo por organizar un proceso ejemplar. ¿Cuál es el parámetro que usa esa comunidad para calibrar cuando un proceso es “transparente, democrático y creíble”, términos llevados y traídos cuando le conviene? En Haití se han celebrado varias rondas electorales matizadas por el desorden, pero eso EE.UU, la OEA ni la ONU lo han visto. Por el contrario, desde su óptica han sido elecciones “que han permitido un avance significativo en la normalización del proceso democrático”. Sucede que la comunidad internacional tiene preferencia por “sus” demócratas, sin importar que sean individuos como el presidente haitiano, Michel Martelly, cuyo Gobierno ha entorpecido la conclusión del proceso electoral, hasta que tenga arreglado -como todo indica-, que sea ganado por su alicate. 

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