Electricidad, el gran desafío

Si hay un sector en que gobierno tras gobierno han fracasado en la gestión de mejoría y reducción de sus elevadísimos costos,…

Si hay un sector en que gobierno tras gobierno han fracasado en la gestión de mejoría y reducción de sus elevadísimos costos, es el de la energía eléctrica, un servicio de vital importancia para el desarrollo económico del país, pero además para la mejoría de la calidad de vida de la gente.

Si hay luz permanente mejora la educación en las escuelas y universidades, mejora la salud de la gente por la calidad de vida en sus hogares y por los servicios en los hospitales, mejora la economía, especialmente de las pequeñas y medianas empresas.

Sin embargo, ninguno de los gobiernos de la época democrática ha podido establecer un sistema energético, ya sea estatal, privado o mixto, con la efectividad que demanda cualquier sociedad organizada.

Los elevados costos de la deficiente producción de energía afectan el presupuesto, impidiendo mejorar la inversión en áreas tan vitales como la educación y la salud.

Paradójicamente, si el servicio eléctrico fuera efectivo, no sería necesaria mucha inversión en esas áreas, pues mejorarían con el simple hecho de que haya luz permanente.

Cada año el subsidio al déficit financiero del mercado eléctrico oscila entre US$650 y US$700 millones. No hay forma de que ese costo tan escandaloso baje.

Por el contrario, recientemente el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, dijo que al cierre del 2011 el subsidio al sector energético terminó absorbiendo US$900 millones del erario público. Esa cifra equivale a 35,000 millones de pesos.

Pero el problema es que la crisis eléctrica, aunque tiene altísimos costos económicos, no tiene costo político. Basta con que en cada proceso electoral, en los meses de campaña, el Gobierno disponga que haya menos apagones y siga sin cobrar el servicio en los barrios, la gente se olvida de ese problema y acude a las urnas a votar conforme, aunque luego de los comicios las interrupciones vuelven con más frecuencia y duración.

No se conoce de un resultado electoral en que el pueblo haya castigado al Gobierno por los apagones. Por eso, ningún gobierno le ha dado la prioridad que amerita este importante sector.

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