Santiago. A una semana de asumir como alcalde, la gestión municipal que encabeza Abel Martínez no ha podido acoplarse. Aún no ha podido nombrar su personal y enfrenta dificultades para pagar el salario del mes de julio a miles de empleados.Solo algunos de los que cobran con tarjeta han podido hacerlo, pero el resto, incluidos los pensionados, llevan ya prácticamente dos meses sin recibir un centavo. Muchos de los empleados de la alcaldía cobran por cheques, dinero que casi siempre está comprometido con los usureros que se quedan con ellos.
Algunos empleados reconocen que el embargo de las cuentas, a final de la gestión del alcalde saliente Gilberto Serulle, ha dificultado pagar los salarios.
Una fuente cercana a la nueva administración reconoce que por las dificultades económicas heredadas con deudas que superan los mil 500 millones de pesos con contratistas y suplidores le ha resultado muy difícil sortear la situación.
A pasos lentos
Desde que asumió como alcalde, apenas ha logrado nombrar a cinco funcionarios, entre estos el secretario general, el consultor jurídico y el encargado de comunicaciones. Además tiene al comunicador y abogado Fernando Ramírez que ha asumido como vocero, sin que aún sea designado.
Muchos de los que empezaron junto con el expresidente de la Cámara de Diputados en sus funciones municipales, son los nuevos policías municipales y barredores que se ven cada día en la realización de acciones de su competencia.
Contrario a la expectativa de que aumentaría el número de personas, en espera de nombramientos, los pasillos del ayuntamiento se observaban vacíos en el día de ayer y apenas algunos de los que no han cobrado se acercaron al palacio municipal. Desde que asumió el cargo, Martínez ha hecho más vida fuera que dentro de la alcaldía.
Vendedores buscan entendimiento
Vendedores informales que fueron
desalojados y los buhoneros del mercado de Pekín, que se encuentra en proceso de construcción, esperan por citas con el nuevo alcalde.
Los primeros buscan arribar a un acuerdo que les permita volver a instalar sus puestos y los segundos, que se concluyan definitivamente los trabajos del mercado.
