La última encuesta Gallup publicada por el periódico Hoy revela que la mayoría de los dominicanos consideran que el desempleo es la principal causa de la pobreza, seguida por la falta de educación, la mala distribución de la riqueza y, en mucho menor grado, la falta de ayuda estatal, entre 13 posibles respuestas. Es significativo que la falta de empleos haya sido la respuesta más valorada, pues la pérdida de cientos de miles de empleos dominicanos parece ser considerada como socialmente irrelevante por muchos de nuestros líderes políticos y de opinión.
Los indignados por la sentencia del Tribunal Constitucional les disgusta la presunta injusticia contra inmigrantes nacidos aquí, pero callan ante la enorme injusticia cometida contra sus propios compatriotas, condenados por una sociedad insensible a una vida de pobreza, a pesar del evidente progreso económico de la última década. Como tampoco preocupa el posible efecto “llamada” a más inmigración, para que este país se torne más paupérrimo.
La clase política postula las ayudas estatales como solución al problema de la pobreza, algo poco valorado por los encuestados, y con razón, pues estas ayudas no son más que un bálsamo, que además crean dependencias sociales y políticas.
Los ideólogos de la “izquierda” atribuyen el problema de la pobreza a la mala distribución del ingreso, que ellos contribuyen a justificar y promover con su “solidaridad”, pues cuando los dominicanos pobres pierden puestos de trabajo ante inmigrantes que trabajan por menos, la sociedad se torna muy desigual.
Y las evidencias resultan irrebatibles. De acuerdo al Banco Mundial en los últimos 10 años, nuestra renta por habitante aumentó un 50%, el doble de América Latina. No obstante, nuestro incremento de renta ayudó a un 2% de los dominicanos a salir de la pobreza, en comparación a un 40% que sí lo hicieron en América Latina. Y es que la Primera Encuesta de Inmigrantes de las Naciones Unidas demuestra que durante esa década entraron el 85% de los cientos miles de inmigrantes empobrecidos que desplazaron a los dominicanos de sus trabajos y de la oportunidad de beneficiarse del progreso económico de su país. Aun más, de acuerdo al mismo Banco Mundial el número de dominicanos pobres se duplicó durante ese período en las zonas urbanas, debido a la falta de empleos y oportunidades.
Parecería ser que nuestras clases pensantes y dirigentes no están conscientes de que desperdiciamos una oportunidad de oro de sacar a cantidad de dominicanos de la pobreza, aprovechando el crecimiento económico de la última década. En consecuencia, tenemos una sociedad más desigual, más violenta, y con más pobres dominicanos e importados, ya que los nuestros no nos bastaban. Y es que el destino del pueblo dominicano se debate entre quienes postulan políticas que, sin proponérselo, lo empobrecen, y otros quienes se benefician y son indiferentes a su pobreza.
