Los regímenes alimenticios saludables no son una camisa de fuerza, sino opciones para un buen estilo de vida, y no son fórmulas excluyentes. Eso no quita que ocasionalmente, no rutinariamente, tratemos de complacer al cuerpo, lo que importa, como hemos dicho otras veces, es que cada día, al comer, tengamos en cuenta la salud.
En el artículo anterior explicamos los principios en que se basan muchas dietas. En 1985, Harvey y Diamond publicaron el libro “La Antidieta”, muy original, hablan de que un cuerpo vivo se construye con alimentos vivos, y alimentos vivos, dicen ellos, son los que contienen agua, agua naturalmente destilada y enzimas que ayudan a la digestión. Esos alimentos son las frutas y los vegetales que contienen 70% de agua. De acuerdo con este principio debemos de evitar los alimentos concentrados-procesados- que tienen efectos nocivos debido a que son preparados a altas temperaturas con solventes químicos, colorantes y otros aditivos.
En resumen, recomendamos lo que hacemos: regularmente, en nuestras comidas, variando el menú para evitar la monotonía, incluimos frutas y verduras, jugos de frutas, frutas desecadas, legumbres, granos, cereales integrales, víveres, semillas, papas, hongos, carnes blancas, pescado, yogurt, leche descremada, huevos, grasas monosaturadas (aceite de oliva extra virgen, canola, aguacate), queso y carnes rojas solo ocasionalmente, evitando el exceso de grasa y de sal. Incluimos una o dos copitas de vino tinto con el almuerzo. El dulce y los refrescos están fuera de nuestro menú.
