Entre el amor y el odio

Los políticos, importadores, consumidores con empleo y las autoridades monetarias obsesionadas con el machismo cambiario, la aman. Los exportadores,…

Los políticos, importadores, consumidores con empleo y las autoridades monetarias obsesionadas con el machismo cambiario, la aman. Los exportadores, el sector turismo, industriales que compiten con las importaciones y los desempleados, la odian.
Nos referimos a la apreciación real del peso que ha tenido lugar en los últimos siete años. Era previsible que alguna apreciación tuviese lugar luego de la depreciación que evidenció el peso durante el 2003-2004 a raíz de la crisis bancaria.
Del 2005 al 2011, el peso ha exhibido una apreciación real que ha oscilado entre 6.3% y 12.4%. En el 2011, la apreciación real promedio fue de 11.7%.
Un peso apreciado penaliza las exportaciones, afecta al turismo y obliga a la industria nacional a competir con importaciones abaratadas.
Una parte del aumento del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos durante el 2005-2011 se debe a la apreciación de la tasa de cambio real. En los últimos tres años, la mitad del déficit se cubrió con endeudamiento público externo.
Las exportaciones han perdido dinamismo. Mientras en el período 1999-2004 promediaron 23.9% del PIB, en el 2005-2011 promediaron 15.5%. Igual con el turismo. Mientras los ingresos del turismo representaron 14.1% del PIB en el 1999-2004, en los siete años siguientes cayeron a 10.9% del PIB.
La industria nacional también ha pagado un precio. Aportaba el 21.8% al PIB durante el período 1999-2004; el año pasado aportó el 18.9%.
Cuando la moneda nacional se aprecia, los salarios en dólares generalmente suben. Si a ese aumento del salario que ha tenido lugar en RD le agregamos los máximos sobre costos laborales del continente, ascendentes a 65% del salario, no hay que dar muchas vueltas para entender el porqué somos los líderes en desempleo en la región.
No es por casualidad que el FMI ha sugerido a las autoridades monetarias moderar su machismo cambiario. Ello contribuiría a mejorar el balance externo y quitar presión a la colocación excesiva de certificados de inversión por parte del Banco Central. l

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