Cuando la corona española ordenó la eliminación de naos enemigas de España de las costas oeste y norte de la Española, se produjo el tercer trauma social de nuestra historia. El primero, que suplantó la sociedad taína por la española, sucedió porque las enfermedades europeas, el rudo trabajo y la no aceptación por los nativos del orden social que les fue impuesto, aniquiló su sociedad, dejando a los españoles sin brazos para proseguir su colonización.
Por eso, quienes mejor equipados estaban para aprovechar sus riquezas personales y desarrollar los recursos del país, en vez de buscar nuevo paradigma para construir una nueva sociedad que los implicara en lo personal, prefirieron abandonar la isla y mantenerse centrados en misión aventurera, produciendo tan grande ausencia el segundo trauma social, que deja en la colonia a quienes carecían de recursos para migrar, una enorme cantidad de ganado y una incipiente industria azucarera. Nos toca, amables lectores, hacer aflorar nuestro sentir para integrarlos al tema que nos obliga a recordar la situación de la época. La máxima autoridad colonial, administrativa, militar, policial y judicial recaía en alguien con títulos de Capitán General, Gobernador y Presidente de la Real Audiencia, quien de la Corona española recibió el mandato de eliminar todo comercio exterior que no fuera con Sevilla y, de la Santa Inquisición, el de terminar la contaminación religiosa. La solución: eliminar los poblados contrabandistas, obligando su población a asentarse en nuevas villas cercanas a Santo Domingo.
Además del rol de máxima autoridad, el de Osorio, hay otros. Están el del mercader extranjero desplazado, y otros locales; el de hacendado, productor agrícola; el de hatero, productor ganadero, y el industrial, productor azucarero. En común compartieron haber perdido a su suplidor de materiales o de mano de obra, su mercado de Sevilla y, ganado del contrabando nuevos suplidores y mercados externos.
Sabemos lo que pasó: Osorio cumplió el mandato de la monarquía con sus devastaciones y con la fundación de Bayaguana y Monte Plata y nos condujo hacia un nuevo orden social. Creo que podemos mejor entender el camino de nuestra historia en su trayecto hacia el próximo trauma social, que nos entrega la pérdida de hecho de parte importante del recurso geográfico y territorial, así como de otros muchos causados por múltiples incursiones de corsarios y piratas, prosiguiendo con este ejercicio de asunción de rol.
Procedamos, pues, a discutir en las redes sociales entre amigos, cada quien con sus propios argumentos y planteamientos, y conmigo, por facebook, gmail, o elCaribe, para entender mejor tanto lo que fue como lo que pudo ser.