Un lujo (merecido o no) ante el mundo se ha dado la República Dominicana con la premiación que realizó a los atletas Félix Sánchez y Luguelin Santos, quienes ganaron 16 millones de pesos (10 y 6, respectivamente) por sus medallas de oro y plata conquistadas en los Juegos Olímpicos de Londres.
Sí, es un lujo. Observemos primero el caso de Colombia. Muchas personas se concentran en el hecho de que los atletas dominicanos merecen mejor cuidado. Aún se alcance ese “mejor cuidado”, pediremos más… Pero veamos al hermano país, donde el presidente colombiano Juan Manuel Santos anunció que daba becas a los medallistas en la universidad militar Nueva Granada para que cursen la carrera que quieran. En ese sentido, hace más de una década que los atletas reciben becas, dentro y fuera del país, sin requerirles medallas olímpicas.
Para todos los deportistas que hayan resultado campeones y sus entrenadores, Santos dijo además fue firmó un decreto, en el que se les otorgarán subsidios para la compra de vivienda. Yamilet Peña (sexta en Londres) ni María García (eliminada en primera ronda) fueron medallistas y tienen sus casas, no subvencionadas, eso sí, completamente exoneradas. En el caso de García, aclaro, era una deuda vieja. Santos entregó ocho autos a los medallistas (me ahorro la marca). Aquí se le dio a los que ganaron en 2007.
En conclusión, con respecto a Colombia, las premiaciones de República Dominicana no son comparables. Estamos hablando de 10 millones de pesos al oro (250 mil dólares) aunque quizá no obedece a la realidad dominicana, si atendemos a que países con una economía muy por encima a la nuestra quedaron por debajo en sus regalos a sus héroes deportivos.
Por ejemplo, según se publicó, el que más dio fue Azerbaiyán (640 mil euros). Sigue Singapur con 575 mil, Taiwán 328 mil; Malasia 313 mil y Kirguistán con 164 mil euros. Pero RD dio 208 mil euros (si lo ponemos al 48), bien por encima de Kirguistán, Italia (140 mil), Egipto (135 mil). ¿Entonces, se protege o no como nunca al atleta dominicano? Paren las quejas y veamos los progresos.
