El espejo de España

España es nuestra madre patria y naturalmente nos unen vínculos importantes con ese país. El empujón que significó…

España es nuestra madre patria y naturalmente nos unen vínculos importantes con ese país. El empujón que significó su ingreso a la Unión Europea en 1986 cambió ese país y lo catapultó en el escenario internacional, en gran medida gracias a los fondos recibidos; y, de haber sido una de las cenicientas de Europa se convirtió en uno de sus líderes. Así las cosas, España creció económicamente, fue sede de los juegos olímpicos de 1992, ejecutó millonarios proyectos de infraestructura e invirtió en múltiples sectores exhibiéndose la bonanza económica a todo lo ancho de su geografía.

Dos décadas más tarde la situación es completamente distinta, la crisis persigue a España al igual que a otros países de la Unión Europea, sobre todo a aquellos en que el gasto fue no solo alto, sino desordenado y con mayores niveles de corrupción, como Grecia, Italia y Portugal.

Parece mentira que el drama de esta gran crisis haya dejado impertérritas a nuestras autoridades, quienes no obstante la situación internacional y la local, realizaron un gasto sin precedentes en el primer semestre de este año electoral, haciendo que el déficit previsto en el presupuesto de RD$22,444 millones más que se duplicara en tan solo entre enero y junio, alcanzando la cifra de aproximadamente RD$50,000 millones.

Solo en el primer semestre del año los gastos de la presidencia de la República se incrementaron en alrededor de 75%.

Peor aún, según los economistas más avezados, el déficit fiscal probablemente será de más de un 5% del PIB, sin sumar el déficit cuasi-fiscal del Banco Central, lo que aumentaría dicho porcentaje a un 7%. Y lo alarmante no es solamente la existencia y proyección del déficit, sino la actitud que exhiben las actuales autoridades de que no está pasando nada. Ciertamente las nuevas autoridades sí habrán de  asumir este reto y tendrán la tentación de intentar buscar la salida más fácil de hacer  pagar los platos rotos a la población; aunque al mismo tiempo saben que esto es casi imposible por el nivel de carga y de hartazgo que tiene.

España todavía está discutiendo con el Eurogrupo si su déficit para el presente año podrá ser 5.3% como se había acordado o habrá que flexibilizarlo al 6.3%, pero al mismo tiempo está inmersa en los mayores recortes de gastos y reformas que haya visto en los últimos años; desde la propia Casa Real que recortó los salarios del Rey y el Príncipe en un 7%, al cuestionamiento del Poder Judicial por gastos de viaje que hizo saltar al presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar. Mientras tanto, en nuestro país seguimos entreteniéndonos en la España Boba de la transición. Parece que nos  negamos a vernos en el espejo de España a pesar de que nuestra situación puede ser mucho más difícil, pues entre otras cosas no contamos con la ayuda y guía de una Unión Europea.

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