Los gobiernos de Estados Unidos e Inglaterra han invertido millones de dólares a través de sus agencias de inteligencia para violar los protocolos de Internet.En 2012, la empresa de seguridad “Kasperky” descubrió un virus informático bautizado como “Flamer” y usado para espiar los países de Oriente Medio, más específicamente las redes informáticas de Irán. El virus, según público el periódico estadounidense “The Washington Post” fue creado con la colaboración de Israel y Estados Unidos, en el marco de la llamada “ciberguerra” o guerra digital.
Para los expertos en seguridad este virus es el más complejo y avanzado del planeta. “Flamer” se propaga principalmente a través de redes locales y memorias USB, y es capaz de recoger información de las pulsaciones del teclado, tráfico de red, capturas de pantalla y conversaciones en línea, además puede controlar dispositivos con Bluetooth, como celulares, próximos al PC y robar información.
Fuera del escenario de la “ciberguerra” y del desarrollo de estos maliciosos “software”, con el caso del ex contratista de la NSA Edward Snowden, han salido a la luz documentos que revelan que tanto la Agencia de Seguridad (NSA) de EE.UU., como su homólogo británico Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ), desde el año 2000, han invertido miles de millones de dólares en el desarrollo de programas que rompen los códigos de cifrado en Internet.
El protocolo de seguridad en Internet es “SSL/TLS”, ésta cifra los datos enviados por los usuarios mediante un método de criptografía, pero los “supercomputadores” desarrollados por estos gobiernos descifran los códigos. Además el proyecto también incluye la explotación de las llamadas “puertas traseras” en los sistemas operativos, con lo cual logran tener acceso a las informaciones antes de ser cifradas o enviadas a la red.
Trabajar dentro del “sistema”
La directora ejecutiva de Yahoo!, Marissa Mayer, dijo que tenía miedo de ir a prisión acusada de traición si se negaba a entregar la información solicitada por la (NSA), “Perdimos un juicio y si no cumplimos es traición”. Además agregó que los pedidos de información autorizados llegan con una orden que prohíbe revelar cualquier dato sobre la petición, ni siquiera su existencia. “Difundir información clasificada es traición y uno termina en la cárcel”.
