¿Eterno torbellino?

Social y económicamente desgastador, que el país se divida en dos bandos radicales: inversionistas (“malos”) y ambientalistas (“buenos”) con cada proyecto de desarrollo que envuelva impacto ambiental. Bajo nuestra grave desconfianza social, sesgamos políticamente discusiones rigurosas. Con su decisión sobre la loma Miranda, el presidente Danilo Medina eligió la racionalidad y el equilibrio sobre posturas extremistas: No explotación sin probadas garantías ambientales, pero tampoco una reserva natural sin la ponderación sosegada y profunda que se corresponde. Empero, ni el mandatario ni los legisladores deben felicitarse, al contribuir ambos al radicalismo que adquirió la cuestión. La experiencia debiera conducirnos a un sincero diálogo nacional sobre recursos y ambiente, a largo plazo. De torbellino en torbellino no podemos continuar.