A expensas del Estado

Uno de los problemas que tienen nuestros gobiernos es la cantidad de personas que pululan a su alrededor en búsqueda de nombramientos, negocios…

Uno de los problemas que tienen nuestros gobiernos es la cantidad de personas que pululan a su alrededor en búsqueda de nombramientos, negocios o contratos. El presidente electo debe estarlo enfrentando desde ya, por eso tantas personas están tratando por todos los medios de hacerse notar y sobre todo de recordarle sus aportes en la campaña como forma de pasar factura por sus supuestos servicios.

Parecería que muchas de esas personas o no tienen una profesión, oficio o negocio exitoso, o entienden que podrán obtener mayores beneficios insertándose en el tren administrativo; puesto que raras veces se dan casos en que personas deciden realizar un sacrificio abandonando su lucrativo quehacer habitual para ir a aportar al sector público.

En nuestro país no solo existe en la administración pública el clientelismo político, sino también el amiguismo y el nepotismo, que distorsionan cualquier gestión; contaminando la toma de decisiones de factores subjetivos que contradicen la racionalidad.

Sin embargo, los verdaderos amigos de un gobierno deberían ser los primeros en entender que el mejor favor que pueden hacerle es contribuir a que sea exitoso y pueda realizar las acciones esperadas, no convertirse en una carga adicional de la pesada ancla que frena la modernización y desarrollo de la administración pública. Esta larga transición, que a pesar de los reclamos no fue recortada en la última reforma constitucional, es un caldo de cultivo que sigue fomentando que las cosas se hagan de esta manera. Esto contrasta con lo que sucedió en Francia, cuyas elecciones fueron el pasado 6 de mayo y nueve días después, el 15 de mayo, se realizó el traspaso de mando, la designación del primer ministro y el gabinete, así como el inicio de los trabajos, pues ese mismo día el presidente Hollande se trasladó a Alemania a iniciar las importantes discusiones económicas que ocupan un primer plano en la Unión Europea.

También contrastan las declaraciones de su compañera sentimental Valérie Trierweiler, periodista de la famosa revista Paris Match, en el sentido de que desea seguir laborando como periodista en dicha revista y acaba de renovar su contrato, pues según dice “no quiere vivir a expensas del Estado”. Y eso es precisamente la antítesis de lo que vemos día a día en nuestro país, en el que tantos aspiran a vivir del Estado beneficiándose de todas las maneras posibles.

La transformación que nuestro país necesita transita por la toma de conciencia de que requerimos de un Estado que tome las decisiones necesarias y defina las políticas públicas correctas para permitir que un número cada vez mayor de ciudadanos pueda tener calidad de vida a través de los servicios públicos que recibe y del trabajo que realiza; y no un Estado paternalista, ineficiente y gigante, que por intentar buscar soluciones particulares a algunos, sacrifica las acciones que beneficiarían a todos. No podemos seguir promoviendo que cada vez más quieran vivir, hacer fortunas y negocios a expensas del Estado. Ojalá que nuestras nuevas autoridades comprendan esto.

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